Desde el 19 de abril de 1994
20 AÑOS ES MUCHO… ¿o no es nada?
Por Eduardo Juan Salleras, 15 de abril de 2014
Se autoriza su publicación solamente en forma completa y nombrando la fuente
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El 19 de abril cumplo 20 años escribiendo para el diario “El Informe”, es bastante tiempo.
En mis columnas semanales escribí sobre muchos temas.
Todo empezó en 1994, cuando llamó el gobierno a consulta popular para reformar la Constitución Nacional, mi indignación me impulsó a escribir y a buscar un lugar donde publiquen lo que sentía sobre semejante tomada de pelo al pueblo, obligarlo a opinar sobre lo que no comprendía ni conocía y de allí nació: UN CUARTO OSCURO MAS OSCURO QUE NUNCA. Ni siquiera la clase política entendía del tema. Convengamos que la Argentina carece de costumbre en respetar su Constitución Nacional, y de hecho, todas sus reformas – incluyendo la del 94 - han sido pura y exclusivamente para satisfacer antojos personales, ideológicos, corporativos o de poder.
Y así nació un escritor y periodista, que gracias a la participación de “El Informe” y a la constancia que me propuse, pude llegar hasta hoy, habiendo escrito cientos de artículos de los más variados temas: políticos, sociales, educativos, existenciales, costumbristas… sobre la vida.
En esta función no me expuse más allá de la hoja escrita, ni fui pretencioso, a tal punto que después de dos décadas de íntima relación con este medio, no conozco personalmente a su dueño: Don Jesús Vallortigara, sí hable con él por teléfono en 4 o 5 oportunidades, ni tampoco a la gente que trabaja allí, a excepción de un amigo personal, corresponsal en San Gregorio: Gregorio Sogno.
Ya que nombré a uno voy a nombrar a otro: Nelson Tais. En aquel abril de 1994, el diario tenía a éste cronista en Rufino, quién hacía una parte del mismo que se llamaba Rufino hoy, y fue desde allí donde comenzaron a publicarse mis artículos. Un agradecimiento hacia él.
Este periódico, se inició como todo lo que perdura desde muy abajo, siendo una publicación semanal de clasificados, para transformarse luego en el gran diario regional. Desde Venado Tuerto dominó la zona y algo más, día a día en los pueblos esperan su arribo, con tiradas los viernes que serían hoy la envidia de muchos periódicos nacionales (recuerdo un número: 40.000).
Así emprendí mi andar en este rubro, si bien había tenido otras experiencias, como la revista mensual de la Asociación de Productores Rurales del sur de Santa Fe, de la que fui director durante 3 años, y hacíamos a mano con Juan Carlos Duhalde, presidente de la entidad, y también algunas otras incursiones hasta llegar a hoy, donde los mismos artículos que salen en “El Informe” son publicados en otros medios periodísticos del país.
A miles van mis escritos, no sé cuántos los leen pero…
¿Qué es ser un escritor? Puedo hablar únicamente de mi experiencia, conviniendo haber sido un tanto “sui generis” ya que no respondo a escuela literaria alguna porque no asistí a ninguna, e incluso como estudiante primario, secundario y universitario, no fui bueno. Sí algunos compañeros de aquellos primeros años escolares me recuerdan como un notable contador de cuentos (no chistes), en las clases del Hno. Mauricio o del Hno. Dionisio en el Champagnat, cuando me hacían pasar al frente a inventar de la nada una historia: ¡qué caradura!
Escribir y publicar es abrirse, es mostrarse… es entregar una parte de uno, particularmente en las notas de opinión.
En estos veinte años el diario “El Informe” me dio total libertad para publicar.
Pude pensar, analizar, opinar e investigar libremente, o sea, hice periodismo.
Pude pensar e inventar historias y personajes que se amoldaron a la realidad, sirviéndole a la imaginación de los lectores, invitándolos a mi fantasía.
Pude pensar y expresar desde mi interior sentimientos muy personales, para compartirlos con el que quiera detenerse a leerme unos minutos y filosofar con él.
Pude pensar y describir situaciones que fueron notables para mí y que en muchos casos coincidieron con aquellos que se tropezaron en esa página y leyeron mis ensayos.
Pude pensar y divertirme con lo que escribía, caricaturizando personas y situaciones, entre ellas mi vida y yo, riéndome del ridículo que no es reírse sino aceptarlo como es, sin complejos.
Pude pensar y escribir sobre las lágrimas y el dolor que las produce, sin tener ningún prejuicio en mostrarme con letras, partido y llorando.
Pude pensar y contar de la forma más llevadera y rítmica posible lo que me enseñó la vida, sin guardarme nada para mí y seguir filosofando.
Porque escribir un artículo, una nota o como dice una amiga: ensayos, es como componer una canción, en la que el escritor da la letra y el ritmo, y el lector pone la música. Cada uno la interpreta a su manera.
Para escribir y publicar, es cuestión de atreverse, es un hecho de valentía, de animarse a compartir, a dar lo que uno cree recomendable, entregando a veces mucho sin miedo a quedarse con nada.
Mi escuela fue una durísima autocrítica, después de tanto no gustarme creo que fui mejorando mucho, es por ello que no me animo a leerme una vez enviado el artículo a su publicación.
Me gusta le buena literatura porque tenemos un idioma fantástico, el que nos permite jugar con gran cantidad de matices, llevando la lectura a los más variados ánimos literarios.
Me enojo mucho conmigo cuando encuentro errores, los que pasé cien veces corrigiendo, y mi mujer o un buen amigo que oficia de corrector, me los remarcan. Pero son los gajes del oficio y puedo estar bien contento porque cada vez son menos.
Estar vigente 20 años es algo muy importante y lo voy a festejar este sábado en familia y con un buen asado.
Gracias “El Informe” por haberme hecho escritor y periodista.
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http://elportaldeolgaydaniel.blogspot.com.ar/
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