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PALABRAS Y CONCEPTOS EN DESUSO - Por Eduardo Juan Salleras


Revisando libros viejos
PALABRAS Y CONCEPTOS EN DESUSO
Por Eduardo Juan Salleras, 18 de enero de 2016.-

Se autoriza su publicación solamente en forma completa y nombrando la fuente

Jorge García Venturini – Historia General de la Filosofía.

Esos dos tomos los compré hace 40 años para dar la materia Filosofía en la universidad. Fueron tres los exámenes, dos bochados y en la última, si no la aprobaba debía recursarla.

Recuerdo que me encerré 15 días sin ver el sol y ayudándome de vitamina B12 para la memoria.

De allí me gusta tanto la filosofía. Aprobé con 9.

Ciertos pensamientos me llevaron en la hojeada a detenerme, en particular sobre el tema: ética, de acuerdo a los pensadores más conocidos.

Según Sócrates y resumiendo: el hombre cuando actúa con ética lo hace virtuosamente, noblemente, con justicia. - “La virtud y la ética van de la mano pero ellas dependen del saber, de la ciencia”. El vicio y la ignorancia son la antítesis de la virtud.

La moral Platónica se puede simplificar diciendo que es la búsqueda del bien por el alma. Y para ello es fundamental la templanza, la fortaleza y la sabiduría o prudencia.

Para Aristóteles la ética tiene que ver con la felicidad, pero no desde el punto de vista sensual, o sea del placer sensible, ni en la búsqueda de la riqueza, ni siquiera del honor social, sí, en la satisfacción que produce el ejercicio de la virtud. Esto acorde a la propia naturaleza humana, orden o ley a que responda la misma. Para “El Estagirita”, la virtud no es una ciencia sino un hábito.

En cambio, Epicuro, hace del placer el centro de su ética, conocida como hedonista. El placer es lo único capaz de discernir entre lo que está bien y lo que está mal. Hay muchos que acomodan la moral a su conveniencia o al placer de alcanzar la felicidad particular.

En lo personal hago diferencia entre la moral y la ética. Si bien lingüísticamente podríamos utilizar una como sinónimo de la otra, conceptualmente las veo diferentes.

Cuando hablo de moral me refiero a la propia, a la de cada uno. En cambio, si lo hago sobre ética aludo al cumplimiento del orden social.

La ética es la moral pública o social.

Todo íntimamente relacionado con el deber y las obligaciones, el primero con la moral y el segundo con la ética.

Para René Descartes la ética se refería exclusivamente a la decisión de obedecer las leyes y costumbres de una comunidad.

No quiero hacer de estos párrafos un compendio sobre la ética. Sí, me propongo recuperar algunas palabras y conceptos en desuso en el último tiempo, a saber: moral y ética; virtud y justicia; templanza, fortaleza, sabiduría y prudencia; orden o ley… entre otras. Hablemos de ello.

Hoy, detrás de los intereses personales, en busca del placer o la felicidad, el sentido moral del individuo se diluye, y con él, la ética ante la sociedad.

Así, cuando no hay en la gente el concepto arraigado del deber, se hace difícil cumplir con las obligaciones del Estado; ante la ausencia de honestidad la conducta cívica pierde sustento.

Cuando los gobiernos pretenden meterse en todo lo concerniente a la vida de los ciudadanos, transformándose en dueños de su moralidad, ésta se diluye y es reemplazada por la corriente o el relato y la ética sucumbe ante los antojos y placeres a los que pretenden alcanzar los burócratas o los dueños del Estado.

No es entonces de sorprenderse que, cuando en una sociedad se digita todo desde arriba, dominando casi íntegramente a aquellos sectores que sólo pueden aspirar a las necesidades básicas, y seduciendo a las clases más acomodadas en la alineación con el modelo, los valores personales y sociales tienden a desaparecer, y se entra en la confusión sobre lo que está bien y sobre lo que está mal.

Aquello en que la costumbre había dejado sus raíces implantadas, normas de conductas libres que sumadas formaron una tradición, dejaron - especialmente en la dirigencia y en los aspirantes a ella - un importante vacío intelectual, más aún cuando hoy la propuesta parece ser: alcanzar el bien común por encima de los placeres individuales.

De todas formas, reservas morales siempre hay en los ciudadanos. A algunos les costará bastante encontrarla porque no distinguen ya la voz de su conciencia, o se dejan llevar todavía por la fascinación y el soborno del relato.

Es responsabilidad de cada uno reconstruir la base moral individual, y si cree haberla mantenido intacta todo este tiempo de hechizos que pudieron confundirla, nunca es mucho cuando de dignidad y de honor se refiere, siempre hay un escalón más para alcanzar lo mejor.

¿De qué le hablan hoy los padres a sus hijos, los profesores a los alumnos, los maestros a sus discípulos? ¿Le hablan de las virtudes, de la moral, del deber? ¿Les cuentan sobre lo que hay más allá cruzando el río o se quedan ambos adaptándose el uno al otro en esa orilla? ¿Nos ponemos a su altura o les demostramos que con templanza, fortaleza, sabiduría y prudencia podemos aspirar a volar mucho más alto?

Ha cambiado el sentido del viento, al menos así indica el molino.

La moral y el concepto del deber que logremos alcanzar a partir de la voluntad y la conciencia, hará de nuestra sociedad el terreno ético que las naciones necesitan para alcanzar su grandeza.

EJS


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