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UNA NAVIDAD Y UN RECUERDO - Por Eduardo Juan Salleras


El deseo
UNA NAVIDAD Y UN RECUERDO
Por Eduardo Juan Salleras, 22 de diciembre de 2014.-

Se autoriza su publicación solamente en forma completa y nombrando la fuente

Estábamos él y yo, sentados en sendos bidones de 20 litros de plástico a la sombra, apoyados contra la pared del antiguo rancho. Hombre de unos cuantos años ya, mucho más que yo. Pero, ahí estábamos, hablando…

- ¿Recuerda alguna Navidad en particular de su vida? Le pregunté yo.

- Tal vez, la que más recuerdo, es esa que UD organizó en el pueblo… ¿Hace cuánto ya? Respondió él.

Se refería a una Navidad de hace casi veinte años, algo menos, cuando se me ocurrió ir a proponerle al Padre Francisco, aquel famoso y querido cura sanador que tuvimos el privilegio de tener de párroco - como todos los sacerdotes, medio reacio a los cambios - y sorprendido escuchó mi propuesta, la de hacer la misa de gallo en la calle.

Claro, el argumento de él era por demás válido, mi pueblo: Aarón Castellanos, tiene dos enormes conventos de una manzana de grande y con sus iglesias, una de ellas casi una basílica, gigante y muy bonita.

Mi teoría se basaba en que muy poca gente va a misa… que la misa, entonces, vaya a la gente.

Al principio no le gustó nada la idea, sin embargo, por la amistada que nos practicábamos, no dijo: No, dejando la puerta abierta…

Incluso, dudaba del efecto que podía producir el cambio.

Se acercaba la fecha y no tenía respuesta. Gracias a Dios, me llamó y me dio el sí.

Quedaba muy poco tiempo, había que empezar a armar el escenario, me refiero el lugar donde se iba a realizar la misa, buscar cerca un árbol para vestirlo de Navidad y llenarlo de luces de adorno e incluso, un pesebre viviente con los niños del pueblo, todo en poco tiempo.

Fue así que un amigo de Buenos Aires me llama en esos días al celular y lo atiendo desde arriba de un árbol, el elegido para colgarle las lámparas de colores que había conseguido, más unos buenos metros de cable… - ¿qué estás haciendo ahí arriba? No lo podía creer. El tiempo apremiaba y la apuesta era solamente al éxito.

Las mujeres se ocuparon del pesebre viviente, los hombres de como montar el lugar para la misa y yo a buscar un voluntario que haga de Papá Noel y donde comprar juguetes económicos para todos los niños del pueblo, previo hacer un censo de sexo y edades… lo importante era la sorpresa, teniendo en cuenta que alguno de ellos nunca habían recibido un regalo de Navidad.

Fue muy lindo ver disfrutar a todos los chicos de la comunidad, y también a sus padres… pero todo ello ocurrió posteriormente a la misa, que en el fondo era mi gran apuesta.

Un anochecer fantástico y en principio poca gente, pero seguro más de los que hubieran ido a la iglesia, ¡Ojo! Nunca aposté en contra de ella, no era mi rival sino la víctima de una sociedad opacada y que había perdido su religiosidad.

Al pasar los minutos se llenó de gente, diría el 80% del pueblo, con la sorpresa del Padre Francisco, el que me dijo: - Tenías razón.

Fue una misa muy linda, con el sermón típico de nuestro cura, bien con los pies sobre la tierra y sabiendo claramente a quienes se dirigía, a aquellos que no hubieran ido a la iglesia.

En medio de todo y parado en la última línea junto a mi mujer, fui haciendo un paso atrás, y otro, y otro. Ella al principio no se dio cuenta de mis movimientos, cuando de pronto giró su cabeza y notó que había tomado distancia, comprendiendo inmediatamente lo que estaba viviendo por dentro.

Necesitaba otra perspectiva para tomar esa foto con mi retina y guardarla en mi memoria por siempre. Porque vi un pueblo recogido, sereno, en paz, feliz y religioso. Seguían cada parte de la ceremonia con toda devoción y respeto.

Ese era mi pueblo, así pretendía ver a la sociedad a la que pertenezco, en común unidad, de acuerdo en lo que se estaba viviendo.

Papá Noel y los regalos, la luces del árbol, los gritos de los niños jubilosos…

El pesebre viviente que representaron a la perfección…

Todo estuvo muy bien pero nada fue para mí más importante que esa foto.

- ¿En qué se quedó pensando? Me preguntó el viejo.
- ¡Qué linda fue esa Navidad!
- Yo la recuerdo también como muy especial… ¿Cómo se le ocurrió hacer algo así acá?
- ¿Y por qué no? El resultado estuvo a la vista.
- ¿UD es acaso vidente?.. ¿o un loco?

Me sonreí y me fui caminado despacio y a unos metros frené, me di vuelta y lo miré al viejo, meneando la cabeza con la misma sonrisa y continué saboreando y disfrutando aquel recuerdo.

Cada uno de nosotros tenemos en nuestra mente la película de alguna Navidad. Quizás de niños, o tal vez, de nuestros hijos, ¡Cómo olvidarme de aquellos días de Santa Claus, cuando me disfrazaba para encantar a mis hijas! En los que debía organizar toda la trama para que no sospechen de mí.

Me gustaría para estas fiestas poder sacar esa foto de mi pueblo sereno, en paz, feliz y religioso pero en todo el país. Ver a la distancia al pueblo argentino con un cambio mágico que nos muestre juntos en comunidad.

Parece ser, que para este momento, hace falta la mano de Dios, solamente él puede cambiarnos.

Les ruego a todos los que lean estas líneas, que recen por nuestra Nación, para lograr alcanzar el milagro.

Les deseo FELIZ NAVIDAD PARA TODOS.

EJS

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