Karem Boudargham (o Bou Dargham, como sería la grafía correcta de su apellido) y la Asociación Sirio-Libanesa de Esquel se atribuyeron públicamente la organización del hecho, contando con la colaboración de Shessenia, la Escuela As-Salam y otras escuelas que permitieron que el evento se extendiera hasta la medianoche.
Según nuestro informante, el derroche sobrepasó los límites esperados. Un continuo fluir de bella música de origen árabe acompañó a quienes sobre ese escenario derramaron enormes dosis de verdadero arte de la danza, con la exhibición de notables atributos colectivos e individuales que reflejaron, por sobre todas las cosas, un pulido y permanente trabajo de preparación que llegó a sus puntos cumbre con los más que destacados momentos brindados por las profesoras y las ya profesionales alumnas del cuarto nivel.
Una muestra más, según quienes siguen este desarrollo cultural que en la ciudad ya es parte de los elementos que la identifican desde hace años, de una labor que excede la simple transmisión de tradiciones vinculadas con un sector muy importante de la Comarca y del país, para convertirse en un ingrediente vital en la formación humana de los protagonistas y de quienes siguen su permanente evolución.
Es de esperar que derroches como el que aquí denunciamos se sigan repitiendo, para que noches como la del sábado 10 engalanen el devenir de una Comarca que a cada momento deslumbra a propios y extraños con los productos de la maravillosa gente que la habita, algunos de ellos venidos hace siglos y otros más recientemente convocados por un bellísimo exterior y un corazón que no cesa de latir.
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