Alberto D. Fraile Oliver
Enviado por Laura Leonor
Hace algún tiempo, la palabra sostenibilidad se puso de moda. En pocos años pasó de ser un concepto exótico a convertirse en una palabra maltratada y explotada por todos. Si hubiéramos aplicado el significado de la palabra sostenibilidad (el equilibrio de un sistema con los recursos del entorno) la mitad de lo que la hemos citado, ahora no necesitaríamos con urgencia recurrir a una nueva palabra: resiliencia.
Permíteme querido lector que te hable de ella. Es un poco rara, pero su importancia es vital en este momento. Los ingenieros, psicólogos y ecólogos la conocen bien pero ha llegado el momento de que dé el salto al lenguaje cotidiano y la incorporemos todos a nuestro vocabulario, porque el significado de la palabra resiliencia tiene mucho que aportarnos en los próximos años.
Resiliencia no es otra cosa que la capacidad de un sistema de absorber impactos. En el mundo de la psicología Boris Cyrulnik ha trabajado mucho sobre este concepto y lo define como “el resorte de aquellos que después de recibir un golpe, pudieron superarlo e, incluso, salir reforzados”.
Tiene un origen similar a la palabra estrés pero con matices diferentes. Si el estrés es un término tomado de la mecánica que define el esfuerzo al que está sometido un material (por ejemplo, una viga), la resiliencia se usa en la física de los materiales para expresar la capacidad de recuperación de ese esfuerzo. De la misma forma que un objeto abollado recobra su forma primitiva si tiene la suficiente elasticidad, los seres humanos dotados de una resiliencia natural o adquirida serán capaces de salir de un colapso si consiguen desarrollar plasticidad interior.
Esta plasticidad se puede manifestar ante la destrucción, mostrando una gran facultad de proteger la propia integridad bajo presión y frente a la adversidad, estableciendo una actitud vital positiva pese a circunstancias difíciles.
El renacer del Ave Fénix
La resiliencia es la capacidad de auto sostenerse. Se empezó a estudiar en psicología al observarse que algunos niños y adultos lograban salir adelante después de haber sufrido situaciones adversas graves. Los psicólogos empezaron a preguntarse qué características hacían que unas personas se recuperaran antes de un colapso y se dieron cuenta que compartían tres rasgos principales:
La capacidad de juego y el sentido del humor.
La habilidad de no tomarse las cosas tan a pecho permite relativizar y no derrumbarse ante la adversidad
El sentimiento de esperanza.
Para ello es fundamental tener al menos a alguien en quién apoyarse. Son imprescindibles los vínculos que enriquecen y aportan luz al final del túnel.
El auto sostén.
Es necesario encontrar los elementos que devuelvan la autoestima y la confianza para sentir que el universo es un lugar amable y no siempre hostil.
En resumen, una persona resiliente es aquella que se toma un reto como una diversión y no como una desgracia. No se trata de ser invulnerable, sino de ser capaz de generar recursos propios para salir fortalecido de situaciones complicadas. La clave está en tomarlas como un desafío que alecciona y estimula y no como una fatalidad del destino.
Esto también se puede aprender.
Nadie dijo que la vida fuera fácil. Todos nos enfrentamos a acontecimientos duros: la muerte de un ser querido, una enfermedad complicada, experiencias laborales difíciles, problemas serios de pareja, la soledad, el aislamiento social, la competitividad, el desempleo, los problemas económicos… Ante estas situaciones las personas reaccionan de distinta manera según su grado de vulnerabilidad o resiliencia.
Todos podemos desarrollar nuestra capacidad de resiliencia. Para ello hay que estar dispuesto a cambiar las propias actitudes, entrenarse en técnicas de modificación del pensamiento, aprender a interpretar los acontecimientos de otra manera, recuperando la capacidad de reflexionar sobre sí mismo, trabajándose la valoración de la propia personalidad, adquiriendo habilidades sociales como la asertividad, aprendiendo a hablar positivamente…
Pistas para desarrollar la resiliencia
La introspección. Ser capaces de entrar dentro de uno mismo, observarse y reflexionar.
La independencia. Ser capaces de establecer límites emocionales y físicos entre uno mismo y los ambientes adversos. Sin aislarse, claro.
La iniciativa. Se trata de afrontar los problemas y ejercer control sobre ellos.
El sentido del humor. Que nos capacita para ver el lado cómico en las situaciones adversas.
La creatividad. Que trae orden y belleza a partir del caos y el desorden. Y permite canalizar emociones como la soledad, el miedo, la rabia y la desesperanza.
La ética. Que nos ayuda a desear una vida personal y social digna y estable, un compromiso con ciertos valores elevados que nos permite tomar decisiones.
Los vínculos sanos. Que nos permiten darnos a conocer y disfrutar de los otros.
24 fortalezas para un carácter resiliente
Sabiduría y conocimiento REVISTA NAMASTÉ
1. Curiosidad, interés por el mundo
Tener interés por lo que sucede en el mundo, encontrar temas fascinantes, explorar y descubrir nuevas cosas.
2. Amor por el conocimiento y el aprendizaje
Llegar a dominar nuevas materias y conocimientos, tendencia continua a adquirir nuevos aprendizajes.
3. Juicio, pensamiento crítico, mentalidad abierta
Pensar sobre las cosas y examinar todos sus significados y matices. No sacar conclusiones al azar, sino tras evaluar cada posibilidad. Estar dispuesto a cambiar las propias ideas en base a la evidencia.
4. Ingenio, originalidad, inteligencia práctica
Pensar en nuevos y productivos caminos y formas de hacer las cosas.
5. Perspectiva
Ser capaz de dar consejos sabios y adecuados a los demás, encontrando caminos no sólo para comprender el mundo sino para ayudar a comprenderlo a los demás.
Coraje
6. Valentía
No dejarse intimidar ante la amenaza, el cambio, la dificultad o el dolor. Ser capaz de actuar según las propias convicciones aunque eso suponga ser criticado.
7. Perseverancia y diligencia
Terminar lo que uno empieza. Persistir en una actividad aunque existan obstáculos. Obtener satisfacción por las tareas emprendidas y que consiguen finalizarse con éxito.
8. Integridad, honestidad, autenticidad
Ir siempre con la verdad por delante, no ser pretencioso y asumir la responsabilidad de los propios sentimientos y acciones emprendidas.
9. Vitalidad y pasión por las cosas
Afrontar la vida con entusiasmo y energía. Hacer las cosas con convicción y dando todo de uno mismo. Vivir la vida como una apasionante aventura, sintiéndose vivo y activo.
Humanidad
10. Amor, apego, capacidad de amar y ser amado
Tener importantes y valiosas relaciones con otras personas, en particular con aquellas en las que el afecto y el cuidado son mutuos. Sentirse cerca y apegado a otras personas.
11. Simpatía, amabilidad, generosidad
Hacer favores y buenas acciones para los demás, ayudar y cuidar a otras personas.
12. Inteligencia emocional, personal y social
Tener empatía. Ser consciente de las emociones y sentimientos tanto de uno mismo como de los demás, saber cómo comportarse en las diferentes situaciones sociales, saber que cosas son importantes para otras personas.
Justicia
13. Ciudadanía, civismo, lealtad, trabajo en equipo
Trabajar bien dentro de un equipo o grupo de personas, ser fiel al grupo y sentirse parte de él.
14. Sentido de la justicia, equidad
Tratar a todas las personas como iguales en consonancia con las nociones de equidad y justicia. Dar a todo el mundo las mismas oportunidades.
15. Liderazgo
Animar al grupo del que uno es miembro para hacer cosas, así como reforzar las relaciones entre las personas de dicho grupo. Organizar actividades grupales y llevarlas a buen término.
Moderación
16. Capacidad de perdonar, misericordia
Capacidad de perdonar a aquellas personas que han actuado mal, dándoles una segunda oportunidad, no siendo vengativo ni rencoroso.
17. Modestia, humildad
Dejar que sean los demás los que hablen de uno mismo, no buscar ser el centro de atención y no creerse más especial que los demás.
18. Prudencia, discreción, cautela
Ser cauteloso a la hora de tomar decisiones, no asumiendo riesgos innecesarios ni diciendo o haciendo nada de lo que después uno se pueda arrepentir.
19. Auto-control, auto-regulación
Tener capacidad para regular los propios sentimientos y acciones. Tener disciplina y control sobre los impulsos y emociones.
Trascendencia
20. Apreciación de la belleza y la excelencia, capacidad de asombro
Saber apreciar la belleza de las cosas, del día a día, o interesarse por aspectos de la vida como la naturaleza, el arte, la ciencia…
21. Gratitud
Ser consciente y agradecer las cosas buenas que a uno le pasan. Saber dar las gracias.
22. Esperanza, optimismo, proyección hacia el futuro
Esperar lo mejor para el futuro y trabajar para conseguirlo. Creer que un buen futuro es algo que está en nuestras manos conseguir.
23. Sentido del humor
Disfrutar de la risa y las bromas, sonreír con frecuencia, ver el lado positivo de la vida.
24. Espiritualidad, fe, sentido religioso
Perdonarse y perdonar
Pensar que existe un propósito o un significado universal en las cosas que ocurren en el mundo y en la propia existencia. Creer que existe algo superior que da forma a nuestra conducta y nos protege.«Sólo un corazón agradecido aprende.»
Gracias a quienes me han perdonado a lo largo de mi vida, ayudándome
a corregir el rumbo y, en especial, a quienes tanto me lastimaron
en el camino ayudándome a crecer y poniendo a prueba en la práctica lo que predico.
Inmersa en una gran experiencia de
traición a la confianza y deslealtad. Por ello la más grande de mis
gratitudes al buen Dios, a quien todos los días le agradezco el don de
la vida, por haberme dado la gracia de la fortaleza para perdonar y seguir adelante.
Es mantenerse abierto al diálogo,en caso de que sean posibles la reconciliación o un nuevo encuentro.
saber perdonar
Perdonar es prescindir de la exigencia natural a la venganza a
favor, cuando esto es posible, de la comprensión empática o al menos
de la independencia de las reacciones del ofensor. Se entiende
por «comprensión empática» la capacidad de ponerse en los zapatos
o bajo la piel del otro, con el objeto de entender la realidad
desde su propia óptica. Esto muchas veces no es posible, en cambio
mantener la independencia frente a la conducta y los sentimientos
del ofensor puede ser una opción menos difícil.
Así como la venganza deja sentimientos de culpa y alejar todo sentimiento de la mente.
Sólo el que ama es capaz de perdonar. Sólo el que se ama a sí
mismo con autenticidad es capaz de alcanzar la liberación. Y sólo el
que ha alcanzado la propia liberación interior es capaz de construir vida desde la muerte.
«Amar es jamás tener que pedir perdón»
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