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LA EDUCACIÓN: un problema estructural - por H C Renés

Es difícil creer que nuestra democracia pueda
consolidarse sin una sociedad culta y autónoma.

“Escribir por escribir, es profesión de vanidosos sin principios y sin verdadero patriotismo; escribir para insultar, es la de los malvados y la de los estúpidos; escribir para regenerar, es el deber de los que estudian las necesidades de la época en que viven.” 
Domingo Faustino Sarmiento

La política educativa oficial, ¿está condenado a nuestros jóvenes estudiantes al éxito o al drama de la pobreza y la desigualdad?

Veamos:
1. Según los resultados de las evaluaciones realizadas por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico a alumnos de 15 años en 57 países, en las pruebas de lectura e interpretación de textos los estudiantes argentinos se ubicaron en el lugar 53, superando solo a los jóvenes de Qatar, Azerbaiján y Kirguizistán. Chile, Uruguay, México, Brasil y Colombia, así como todos los países industrializados que participaron en dicha evaluación, están por arriba nuestro, y lo peor es que nuestro nivel es ahora más deficitario que el registrado en el año 2.000. En matemáticas y ciencias, para no desentonar, también ocupamos los últimos lugares.

2. Según un informe de UNICEF, existe en la Argentina “mayor exclusión y riesgo educativo”. Una alta proporción de niños de 5 años no accede a la educación; 1 millón de chicos de entre 15 y 19 años están fuera del sistema educativo; 10,3% de adolescentes no empezó la secundaria y 1 millón de chicos tiene sobreedad en el sistema educativo. Cada año, 68.374 niños de 6 a 11 años dejan la escuela.

3. Según datos de la Dirección Nacional de Información y Evaluación de la Calidad Educativa, desde 2002 se registra una caída en la matrícula de la escuela media. El balance general del país es regresivo tanto si se computa el número de ingresantes como el de egresados de un nivel escolar indispensable incluido en la Ley de Educación Nacional.

4. ¿Cultura del esfuerzo o fábrica de frustraciones? Es urgente mejorar la calidad y la INCLUSIÓN de la educación secundaria para incorporar sin demora a los sectores sociales más postergados, que hoy desertan masivamente. Según la Unesco, apenas el 43% de los adolescentes argentinos concluye el ciclo secundario (en Chile y Perú lo hace el 70%; en Colombia, el 64%, y en Bolivia, el 57%)

5. En los países industrializados los días de clase llegan a 210 por año; Brasil, Chile y Uruguay superan los 190 días, mientras que a los escolares argentinos, el calendario escolar les exige 180 días.

6. Somos una nación con pocos graduados universitarios: Si el progreso de las naciones en las próximas décadas en este mundo del trabajo globalizado estará directamente vinculado a su capital humano el cual deberá estar consustanciado con la compleja naturaleza de las transformaciones tecnológicas que avanzan aceleradamente de manera exponencial, nuestro futuro se advierte negro. En 1998 por cada graduado universitario en Chile, se graduaban 2,4 en la Argentina, mientras en Brasil se graduaban seis por cada uno de aquí, pero el panorama cambió en la última década ya que hacia 2009 en Brasil se graduaron 827.000 profesionales; en la Argentina, 98.000, y en Chile, 67.000. O sea que ahora, por cada argentino graduado hay 8,4 en Brasil, y por cada graduado chileno hay apenas 1,5 en la Argentina.

Interesante es destacar que en Chile por cada 100 abogados en 2009 se graduaron 207 ingenieros, mientras en nuestras universidades estatales se graduaron, en ese año, 49 ingenieros cada 100 abogados (las universidades privadas graduaron a menos de ocho). PARA PENSAR: DURANTE 2009 LAS UNIVERSIDADES PRIVADAS ARGENTINAS GRADUARON 16.008 PROFESIONALES EN LAS DENOMINADAS CIENCIAS SOCIALES; 3 (TRES) PROFESIONALES EN FÍSICA, 23 EN MATEMÁTICA Y 47 EN QUÍMICA.

7. Téngase en cuenta también el deterioro edilicio y el estado de abandono existentes en muchas escuelas que en no pocos casos han puesto en situación de riesgo a la población estudiantil.

Tal vez estos datos pueda ayudarlo a comprender los bochazos generales en los exámenes de ingreso a la universidad, o a explicar los resultados de la prueba PIRLS (mide los niveles de manejo de la lengua) en los que sólo un 2% de los estudiantes argentinos lograron valores que el 10% de los estudiantes de la misma edad consiguieron en otros países.

Para un estadísta, la consecuencia más grave que trae consigo una degradación cultural como la que tenemos, es que impide la viabilidad de cualquier Proyecto Nacional. No obstante esta afirmación, son muchos, pero no tantos, los políticos y educadores que se están movilizando para resolver los muchos problemas estructurales que padece la educación argentina y solucionar así la baja calidad de nuestra enseñanza.

¿Será muy difícil construir una educación de calidad para todos los habitantes, independientemente de su origen social o radicación geográfica?

Personalmente pienso que nuestro país merece un presente y un futuro mejor que el actual perfil social que es el de un país pobre, a pesar de que para la memoria que tiene el argentino de sí mismo, no lo sea. ¿Cuál podrá ser nuestro paisaje social dentro de una década?. ¿Se anima a describirlo?, ¿le cuesta imaginarlo?.

...Cuando más cosas se recuerdan, más quedan por recordar...

¿Recuerda las polémicas declaraciones del profesor Juan Manuel Torres del departamento de Humanidades de la Universidad Nacional del Sur en relación a que "Acá, como en el resto del país, todo pasa por una cuestión medio política y medio informal. Hay que saber venderse o moverse políticamente para ascender en la carrera universitaria. Todo es muy chanta, muy mediocre”. “Cualquiera en la Argentina puede ser profesor de algo en la universidad ”?.

Por guardar estricta relación con el tema abordado, deseo recordar también las declaraciones que el 25 de abril de 1988 supo hacer el entonces rector de la Universidad de la Plata:

“Lo peor no es lo que estamos viviendo sino lo que va a pasar cuando nos atiendan como médicos u odontólogos los actuales estudiantes, con la deficiente enseñanza práctica que reciben”.

”Es que la Universidad empobrecida, rezagada y divorciada de la realidad productiva nacional, no está solamente perjudicando a sus educandos, cosa de por sí inadmisible, sino que esta atentando contra la sociedad toda, lanzando profesionales ineficientes para un futuro en el que se modifiquen las actuales señales de estancamiento productivo”.

“...Tales profesionales no serán útiles para sí ni para los otros, y ello constituye una anomalía que exige desde ahora una intervención enérgica”.

“La enseñanza deficiente o retardista está produciendo profesionales inútiles, peligrosos y resentidos...”.

”El divorcio existente en nuestro país en la enseñanza universitaria, no puede ser atribuido a un retraso imputable exclusivamente a los responsables de las casas de altos estudios”. (Clarín 27 abr 88).

Aparentemente en la Argentina de hoy, da lo mismo estudiar y esforzarse que “calentar un banco”.

¿Cuándo encontraremos los consensos necesarios sobre los temas básicos que hacen al desarrollo del país y a su mejor futuro?, porque de seguir como estamos, no debe extrañarnos que la tasa de desempleo para los jóvenes en nuestro país de entre 16 y 24 años sea de 19,1% y que casi cuadruplique la tasa del 5,1% que manifiesta la población entre 25 y 64 años, según un informe de la Oficina Internacional del Trabajo (OIT), independientemente de la calidad y/o precariedad del empleo de los que dicen trabajar… En las actuales condiciones tampoco debe asombrarnos que la pobreza aumente casi simultáneamente con el crecimiento de villas y asentamientos poblacionales, porque el no poder descifrar la cultura escrita, coloca al hombre en la máxima expresión de vulnerabilidad, es vivir como viven, en los márgenes, es estar siempre afuera.

En azul y blanco, 
HUGO CESAR RENÉS

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