Servicio de búsqueda personalizada

Búsqueda personalizada

Seguidores

La Guerra de las Malvinas - un trabajo de Matías Prieto


Introducción

El año 1982 quedará para siempre en la memoria de los argentinos.
El general Leopoldo Fortunato Galtieri, que había llegado al poder en el año 1981, designado por la junta militar de gobierno, anunció la ocupación de las islas Malvinas, el 2 de abril, en el marco de una creciente tensión política y social que tenía lugar en el país. Esta decisión llevó a una absurda guerra que enfrentó a la Argentina no solamente con Gran Bretaña, sino también con la OTAN y con Estados Unidos.
Este enfrentamiento le costaría a la Argentina cerca de dos mil millones de dólares. En tanto la situación económica del país era catastrófica, declarándose estado de emergencia. Esta guerra ha generado a lo largo de los años una multiplicidad de opiniones y discusiones sobre los verdaderos motivos que llevaron a que el gobierno argentino tomara semejante decisión, por eso es necesario realizar un análisis de los hechos y de la situación en la que se encontraba Argentina, para salir de las confusiones y las dudas, y poder sacar conclusiones.

Inicio del conflicto

El enfrentamiento entre Argentina y Gran Bretaña, comienza por las actividades empresariales de un argentino, Constantino Davidoff. Su actividad principal eran los negocios relacionados con la chatarra. En septiembre de 1979 firmó en Londres un contrato con la empresa Cristian Salvensen de Edimburgo, adquiriendo las instalaciones balleneras abandonadas en las islas Georgias. Para desmantelar las instalaciones era necesario transportar a las islas el personal y los equipos.

A Davidoff le fue negado el pedido del buque antártico HMS Endurance, en la embajada británica de Buenos Aires, por lo que la armada argentina se puso a su disposición para llevar a cabo la tarea.

En diciembre de 1981 Davidoff, habiendo notificado previamente a la embajada británica, zarpó con destino a Puerto Leith, en el rompehielos Almirante Irizar para inspeccionar y fotografiar las instalaciones. El 9 de marzo de 1982 Davidoff informó a la embajada que 41 trabajadores viajarían en el buque de la armada "Bahía Buen Suceso", en el que cabe aclarar, no había personal militar, ni armas de guerra y que permanecería unos cuatro meses en la isla realizando las tareas de desmantelamiento. Al desembarcar el 19 de marzo, se produce el hecho que se utilizaría como desencadenante del conflicto y por el cual las autoridades británicas acusaron a los argentinos: el izado de una bandera argentina.

Como consecuencia de este hecho Gran Bretaña ordenó el día 21 el envío del navío Endurance, con el objetivo de obligar a los operarios a arriar la bandera y a evitar además el supuesto desembarco del personal militar y de las armas de fuego. El 23 la junta militar argentina envía el transporte "Bahía Paraíso" para evitar que los marines ingleses del Endurance desalojaran por la fuerza a los trabajadores argentinos. Cabe destacar que la presencia de estos argentinos no representaba ninguna amenaza, porque no eran militares y porque en Georgias no había población, sólo estaba el personal de investigaciones antárticas.

El gobierno argentino quería realizar una ocupación no violenta de las islas, estableciendo presencia firme en ellas para así provocar que los diplomáticos británicos tomaran iniciativas para encontrar una solución de fondo sobre la soberanía en Malvinas. Gran Bretaña sólo podía establecer un panorama geo-político tal que indujera al gobierno argentino a considerar la ocupación militar de las islas como única solución viable.

El 29 de marzo la primera ministra Margaret Tatcher decidió el envío de un submarino nuclear y el 30 el ministerio de defensa (británico) decide duplicar el número de infantes de marina de la guarnición en Malvinas y confirma la orden de enviar un segundo submarino nuclear. Se había llegado a un punto sin retorno, el 2 de abril se iniciarían operaciones bélicas que durarían hasta el 14 de junio.

La lucha por la soberanía

Argentina venía reclamando al Reino Unido la soberanía de las islas desde enero de 1833, pero con resultados infructuosos. La isla había sido declarada integrante de la corona británica, tal que un día, el comandante de la fragata británica tomó el archipiélago para protegerlo de "los animales salvajes que habitaban en ellas". Los argumentos argentinos tampoco tenían mayor valor, ya que consideraban a la isla una herencia legítima del dominio colonial español, cuando éste se retiró de la región.

Durante muchos años existieron negociaciones. En agosto de 1968 el Reino Unido llegó a afirmar que reconocería la soberanía argentina. En 1971 se firma el convenio de comunicaciones, en junio de 1974 el embajador inglés manifiesta la disposición de compartir la soberanía, opción que el presidente Perón estaba dispuesto a aceptar. Pero en 1975, debido a un informe que revelaba la existencia de cuencas petrolíferas en el área de las Malvinas, se produce un cambio de actitud. En 1976 Gran Bretaña envía una misión de exploración que provoca la reacción de la cancillería argentina. El 13 de enero se produce el retiro de embajadores y el 4 de febrero el destructor Storni efectúa disparos de advertencia.

Ante la ausencia de avances diplomáticos, el 1 de marzo de 1982, ya durante el gobierno militar, el gobierno produce reuniones mensuales, para dejar en claro que "mantiene el derecho a elegir el procedimiento que mejor responda a sus intereses".

Las personas que eran partidarias del régimen militar y aquellas que justificaban la decisión de la guerra, sostienen que las fuerzas armadas no llevaron al país a la guerra por una necesidad de mejorar su imagen y mantenerse en el poder. Se justifican en que Galtieri asume la presidencia el 22 de diciembre de 1981, cuando ya se habían previsto las elecciones y la entrega del poder en marzo de 1984. También dicen que si la decisión hubiese sido arbitraria, no se explica la reacción de la opinión pública, que apoyaba la defensa por la fuerza de Malvinas en un 90 %. Para ellos el gobierno argentino no podía aceptar la exigencia de desalojar los obreros de Davidoff, ni obligarlos a presentar sus pasaportes por varios motivos. En primer lugar estaban en un territorio en disputa; segundo, se había cumplido con todas las formalidades y además admitir el uso de pasaportes hubiera significado aceptar la pretensión británica de soberanía sobre las islas. Si Argentina toleraba el desalojo por la fuerza o aceptaba el visado de pasaportes estaría abdicando al derecho de soberanía sobre el atlántico sur. Ya no había alternativa válida para la Argentina, la decisión e ir a la guerra no fue sorpresiva ni caprichosa como muchos dicen, sino que se produjo un agravamiento que la hizo inevitable. También la iglesia católica apoyo esta postura declarando que una vez agotados todos los medios de acuerdo pacífico no se puede negar a los gobiernos el derecho de defensa. En este caso se dieron todos los requisitos para considerarla una guerra justa.

Para el gobierno militar el plan no fue irracional. Como es normal en todas las fuerzas armadas el estado mayor preparaba planes por si tenia que recurrir a la fuerza, por ejemplo Gran Bretaña ya tenía su plan de contingencia para el caso de que Argentina eligiera la vía militar. El inconveniente era que el envío de la flota podía provocar o precipitar la acción que se quería disuadir ya que el tiempo de navegación seria de 20 días. Finalmente esto fue lo que ocurrió.

El objetivo de la ocupación de las islas no era el de comenzar con una escalada bélica. Por el contrario se buscaba forzar una negociación seria y en el caso de que surgiera un gesto de buena voluntad antes de la ocupación la operación sería anulada. Se preveía que las negociaciones tendrían el apoyo de la ONU y de Estados Unidos. Respecto a la posibilidad de que las Naciones Unidas exigieran un acuerdo, existían varios antecedentes como la ocupación de Egipto en 1956, del canal de Suez, donde la ONU presionó para que Gran Bretaña y Francia no atacaran a Egipto que finalmente se quedó con el canal.

Este particular punto de vista es muy discutible si se siguen cuidadamente el desarrollo de los hechos y se estudia el momento social, político y económico que atravesaba la Argentina.

La decisión del gobierno

La decisión del gobierno se basó en los siguientes supuestos políticos militares: las Naciones Unidas se habían adherido recientemente a la doctrina de la guerra justa aprobando resoluciones que reconocían la legitimidad de las guerras de liberación contrarias a la opresión racial, etc. Además, varias acciones del gobierno británico entre 1981 y 1982 fueron interpretadas por la junta militar como signos de desinterés por las islas y su futuro, por ejemplo: debido a recortes de presupuesto el ministerio de defensa británico decidió prescindir de sus 2 portaaviones, sus 2 buques de desembarco de tropas y del patrullero antártico HMS Endurance, Varios argentinos afirmaron que el Reino Unido abandonaba la protección de las Islas Malvinas.
La nueva ley de nacionalidad relegaba a la mayoría de los nativos Malvinenses a una segunda categoría y les negaba la ciudadanía completa
Además de esto, la guarnición Británica en las Islas Malvinas era reducida y la lejanía a la metrópolis impedía la llegada de refuerzos a tiempo.
La capacidad de guerra anfibia del Reino Unido a medio mundo de distancia no parecía estar a la altura de las circunstancias
No parecía probable que el Reino Unido realizara un contraataque a gran escala por una cuestión colonial sobre unas islas remotas.

Basándose en lo anterior el gobierno argentino diseñó un plan para recuperar los 3 archipiélagos en disputa, llamado "operación rosario". La operación fue creada a finales de 1981 y principios de 1982 por el almirante Jorge Isaac Anaya, que era miembro de la junta presidida por Galtieri. En los frecuentes contactos que existieron con Vernon Walters, ex jefe de la CIA y embajador de Ronald Reagan, se había convencido de que si la ocupación de las Malvinas fuese limpia, es decir sin victimas inglesas, no habría respuesta.

Como era de prever, las conversaciones que tuvieron lugar en febrero en Nueva York no tuvieron resultados. Pero tanto los diplomáticos argentinos como los ingleses, que estaban habituados a estos resultados, se sorprendieron de la fuerza inusual de la declaración posterior de Buenos Aires: "Argentina mantiene el derecho de poner término al funcionamiento de este mecanismo y de elegir libremente el procedimiento que mejor consulten sus intereses"

El principal error del gobierno militar fue que su percepción del mundo no se ajustaba al a realidad internacional de 1982. En primer lugar creyó que el Reino Unido no enviaría a pelear a sus soldados al sur, por un puñado de islas que no tenían ni dos mil habitantes, además Galtieri estaba convencido de que Estados Unidos respaldaría a la Argentina en caso de una guerra ya que había contado con su apoyo encubierto en la represión interna. El general también estaba seguro de que los militares argentinos eran importantes para Washington en la guerra contra los sandinistas en Nicaragua y también manifestó que la Casa Blanca no olvidaría el favor de haber ayudado a terminar con los enemigos comunistas,

Después de la guerra Galtieri confesó que por entonces el "juzgaba escasamente probable una respuesta inglesa y absolutamente improbable". En el peor de los casos el amigo americano le pararía la mano a Gran Bretaña. Galtieri creía en Ronald Reagan como el aliado que habían tenido todas las dictaduras latinoamericanas durante toda la década del 80, pero en esta oportunidad "el enemigo de mi amigo era su amigo y un amigo más importante"

Entonces el régimen decide lo que mejor sabe hacer un grupo de militares criminales, hacer la guerra para beneficio propio. Para los dictadores no se trataba solamente de un acto de reivindicación patriótica, para ellos la represión la persecución, el terror y la guerra se habían convertido en legitimas herramientas políticas desde que accedieron al poder, tras derrocar a un gobierno constitucional. La junta decide entonces invadir el archipiélago de las Malvinas, Galtieri asumió que los británicos, reducidos a ser una potencia media durante los años de la guerra fría, no se molestarían en recuperar las islas, pero las Malvinas estaban dotadas de una humilde riqueza ganadera, unas aguas ricas en pescado (hoy se sabe que también hay petróleo allí) y su principal atractivo era su enorme valor estratégico para los ingleses. Cualquier potencia europea podría dirigir fácilmente sus operaciones en el hemisferio sur desde allí. Por lo tanto el gobierno británico de Margaret Tatcher, no tenia ninguna intención de quedarse de brazos cruzados, mucho menos en la víspera de unas elecciones que ponían en duda la permanencia de su partido Tory (conservador) en el poder, se dice que el partido conservador por entonces, tenia un 75% de imagen negativa. El Reino Unido tocado en su orgullo imperial, reaccionaria como pocos creían que se atrevería. Se trataba de una potencia imperial buscando recobrar su antigua gloria bajo el mando de una primer ministra a quien se la apodaba "la dama de hierro". El 3 de abril Tatcher convoco al parlamento por primera vez un sábado. Allí se tomó la decisión de enviar la aun poderosa flota británica para recuperar el territorio. Los ingleses no tardaron en imponer su superioridad táctica y militar sobre un grupo de militares argentinos sin experiencia. El Reino Unido buscaba una victoria segura y la junta argentina prefería perder estrepitosamente a una retirada sin combate. El triunfo en esta guerra aumentaría la popularidad de Margaret Tatcher, lo que hizo que se garantizara su reelección en 1983 y se estableciera el dominio de su partido durante el resto de la década y la primera mitad de los noventa. La guerra marcó también el comienzo de una estrecha cooperación entre este país y los Estados Unidos, que apoyó abiertamente a los británicos en una descarada violación a la doctrina Monroe.

Son muchas las personas que critican la decisión misma de ir a la guerra, por ejemplo estos son algunos testimonios:
"Galtieri imaginó que la ocupación militar de las islas Malvinas oxigenaría el régimen y que el mismo podría proye4ctar una larga duración en el poder". Morales Sola (periodista).
"Fue un desatino". General Balza (2 de abril de 1998).
"La funesta idea de un general borracho". Angeloz (junio del 88 en campaña presidencial).
"La derrota en las islas Malvinas produjo la felicidad de la democracia". Di Tella.

No es de extrañar que sean muchas las personas que critiquen la decisión de ir a la guerra ya que la derrota parecía anunciada. Era evidente que la Argentina no estaba preparada ni psicológica ni moralmente para una guerra. Además no contaba con el armamento ni con el entrenamiento necesario para enfrentar al ejército británico, uno de los principales y más antiguos ejércitos del mundo.

La historia se ha encargado de resaltar los desequilibrios que determinaron el resultado final de la batalla. Por un lado se encontraban los soldados argentinos, que no contaban con la ropa de invierno suficiente, tenían sólo armas ligeras, la mayoría contaba con poco entrenamiento militar y estaban casi sin alimentos. Los soldados que enviaba el gobierno eran chicos de 18 años, recién ingresados al servicio militar obligatorio y para colmo eran discrminativos en la elección ya que primero mandaban a los de color de piel más oscuro y a los del norte del país.

Por el otro lado estaba la elite inglesa (comandos, marinos, paracaidistas), con la vestimenta adecuada para enfrentarse a los vientos australes, visión infrarroja para pelear de noche y armamento de última generación. Todo esto sumado a la información clave que llegaba desde los satélites norteamericanos.

El coronel Horacio Ballester, presidente del CEMIDA, en una entrevista que se le realizó en un medio argentino sostiene que la argentina ni siquiera tenia una hipótesis de guerra. Cuando se le preguntó sobre este tema respondió:
"Por supuesto que no. Díganme que hipótesis de guerra presento la cúpula de comandantes en jefes para invadir el archipiélago"

La guerra de Malvinas fue uno de los últimos actos de crueldad de la dictadura militar y fue una operación militar sin estrategia militar.

El doble objetivo

No se pueden desvincular de las causas externas las internas que llevaron a semejante situación. Las causas internas muestran a un gobierno de facto en decadencia, que fracaso en lo político social y económico con una escasa visión de la política internacional, haciendo un derramamiento de sangre y provocando heridas muy difíciles de cerrar por el dolor de las desapariciones de miles de personas, sumadas además a las muertes de esta guerra. La recuperación de las islas tuvo un doble objetivo, el oculto consistió en apagar el fuego que crecía en el país. Incluso dentro de las filas militares muchos decían que su deber de exterminar a la guerrilla ya estaba cumplido.


Inicialmente la ocupación militar consistía en el desembarco, la ocupación y el retiro inmediato de las islas, de este modo se buscaba obligar al gobierno ingles a una negociación. Sin embargo, una vez producido el desembarco, la junta decidió permanecer en las islas porque se dio cuenta de que la campaña militar por la recuperación de la soberanía podía generar grandes beneficios para la política interna, ya que los militares necesitaban de una acción espectacular que desviara la atención del público de los conflictos sociales. Ante los resultados nefastos de la gestión, el régimen había entrado en una crisis casi terminal, por lo que este era el momento justo para utilizar un pretexto que desviara la atención de otros temas y pasar a la ofensiva. La guerra de Malvinas, una causa de larga tradición les permitiría también conseguir el apoyo de varios sectores sociales que comenzaban a mostrar su disconformidad y su oposición a la dictadura (los políticos, los sindicalistas ya estaban organizados y poco antes de lo de Malvinas habían hecho una marcha por la vuelta de la democracia), pero los que querían seguir en el poder inventaron lo de Malvinas pensando que esto uniría nuevamente la fuerza y luego de la marcha en contra tuvieron su marcha a favor.

Según un memorando escrito por el coronel y funcionario del ministerio del interior que actuaba de enlace entre la Casa Rosada y las fuerzas políticas y sindicales, se proponían 3 puntos centrales para la estrategia del presidente Galtieri:
-Terminar con el feudalismo quebrando el mecanismo según el cual los ministros militares del gabinete eran mas leales al comandante de su fuerza que al presidente.
-Invertir el sistema de lealtad desde las provincias para que los gobernadores respondieran a la Casa Rosada y no al ejército, la armada o la fuerza aérea, como venia sucediendo.
-Crear una nueva fuerza política que soportara en el futuro la candidatura presidencial de Galtieri.

El gobierno militar argentino había protagonizado desde el golpe de estado de 1977 una represión despiadada de la disidencia y en el año 82 la situación del país se hallaba en un punto crítico. El descontento popular por el deterioro de la situación económica y política, sumado al conocimiento sobre las violaciones a los derechos humanos, llevaron a la junta militar a un callejón sin salida.

El Proceso de Reorganización Nacional desarticuló la producción nacional, además de provocar un enorme endeudamiento con el exterior. En los años iniciales de la dictadura se produjo una gran especulación llamada "plata dulce" que perjudico enormemente a la economía, en tales circunstancias en el 78 se organiza el mundial de fútbol. La situación económica del país era catastrófica, declarándose estado de emergencia. El año anterior el peso se había depreciado más del 600%, la producción nacional había caído en casi una cuarta parte y el PBI un 11,4% como consecuencia del colapso de la política neoliberal. En 1981 el general Roberto Viola fue reemplazado por el general Leopoldo Galtieri, pero Galtieri no era político, Viola al traspasarle el poder le recomendó que saliera de los cuarteles y hablara con los interlocutores sociales. La acción militar en las Malvinas era algo que le venia mejor a su personalidad, no solo por el tono heroico sino también porque podía distraer a la población de sus quejas y crear un fervor patriótico con él como gran líder nacional.

La situación social del país también era crítica. En este marco, mientras la crisis económica se agudizaba marcada por nuevas devaluaciones, aumento de la inflación, recesión, quiebras y un aumento inmanejable de la deuda externa, los sectores gremiales y algunos partidos políticos habían comenzado a organizar acciones de protesta.

El 30 de marzo, la CGT convocó a una movilización en todo el país en contra del régimen militar. Esta movilización fue duramente reprimida por la policía con un saldo de varios detenidos muchos heridos y un muerto. Los manifestantes no pudieron acercarse a la Plaza de Mayo debido al cerco que establecieron las fuerzas represivas en todo el centro de la ciudad. Esta decisión de la CGT de confrontar con el gobierno y el intento de acercarse a la Plaza de Mayo de muchos manifestantes eran síntomas de que el temor a la dictadura y la parálisis política de esos años comenzaban a disiparse. En los años anteriores, el terror desatado no solo había exterminado a la guerrilla urbana y rural y a los disidentes más importantes, sino que también había controlado a los sindicatos que antes tenían un extraordinario poder en el país, pero esta realidad parecía estar llegando a su final.

Mecanismos para conseguir el apoyo de la población

Cada bando consideró necesario exaltar al extremo el nacionalismo en las poblaciones de sus países, pero sólo a uno de los dos le resultaría rentable. El general Galtieri, pensando que a través del consenso popular la dictadura se salvaría recurrió al sentimiento patriótico de la sociedad argentina. Miles y miles de argentinos llenaron la Plaza de Mayo para dar su respaldo a la medida. Forzado por el reclamo popular para que saludara desde el balcón de la casa rosada, Galtieri apareció e improvisó un mensaje de circunstancias:
"Estoy seguro de que cada uno de ustedes, hombres, mujeres, están sintiendo como yo siento, alegría y una tremenda emoción por este acto". La gente se conmovió al escuchar este discurso donde la recuperación de las islas parecía un hecho.

Ocho días después fue convocada otra multitud para presionar al mediador estadounidense que se hallaba en el país. La población se lanzo a las calles y llenó nuevamente la Plaza de Mayo para proclamar una victoria inventada por el general Galtieri y reflejada por los medios de comunicación. Esta vez sí el presidente fue más enfático, y con un tono prepotente y grandilocuente, al más puro estilo fascista habló de no ceder ni un metro cuadrado de la geografía nacional. Más tarde incurrió en una afirmación temeraria: "Si quieren venir que vengan, les daremos batalla." Los intentos por arribar a una salida negociada poco a poco le iban dejando el paso al lenguaje de los gladiadores.

La sociedad argentina se vio arrinconada contra una paradoja: el régimen que había sumido al país en una de sus etapas más tenebrosas, aparecía como el defensor de una vieja reivindicación nacional.

En principio, la actitud triunfalista del gobierno se extendió a todo el pueblo, que apoyó con fervor y entusiasmo el desembarco de las fuerzas armadas en las islas. Desde el mundial de futból de 1978 los jefes militares no tenían semejante "baño de multitudes". La guerra fue apoyada por todos los políticos argentinos, desde el liberalismo hasta el partido comunista, así como por las centrales obreras y organizaciones sociales. Una encuesta registra un 90% de adhesión a los militares.

El pueblo recibió la recuperación militar de las islas con un entusiasmo digno de comedia negra. Con la victoria en el mundial de 1982, la euforia patriótica estaba disparada y los voluntarios no paraban de aparecer por todas las regiones del país. Todos querían dar la vida por su patria. La gente también mostró su apoyo donando ropas, joyas, dinero y todo lo que podía ser de ayuda para los chicos en la guerra. Así, el clima de euforia aumentaba y siguiendo instrucciones oficiales, los medios de comunicación eran los encargados de informar sobre este episodio, con la misma pasión con que se transmite un partido de futbol y con la misma seguridad de que el partido estaba ganado. Es así como entonces la sociedad mantuvo un espíritu triunfalista.

El papel de los medios de comunicación

Por estos días casi todos los medios publicaban ediciones especiales tratando de explicar las causas que llevaron a la Argentina a enfrentarse con Gran Bretaña. Muchos de estos medios analizan los errores del gobierno militar, pero no realizan una autocrítica de la participación que tuvieron. Salvo excepciones, la mayoría de los medios gráficos, televisivos y radiales se sumaron al triunfalismo que proclamaba el gobierno militar. Recorrer las páginas de los medios gráficos de la época es la más clara prueba de la mala información. La credulidad de los argentinos se basaba en los medios de comunicación que mostraban una situación que estaba muy lejana a la realidad. Algunos argentinos que tenían contacto con personas que estaban viviendo en el exterior, accedían a información absolutamente contradictoria a la que se generaba en su país. La cara más visible de la mala información fue la del conductor del noticiero "60 minutos" ya que su vehemencia era tal que al oírlo y al verlo parecía que Argentina era una superpotencia y ganaba la guerra. Desde las tapas de los principales matutinos se acompañó y arengó la euforia de la población. Las tapas de los diarios y revistas se cubrieron con títulos como "euforia popular por la recuperación de Malvinas", "estamos ganando", o "en las Malvinas hay gobierno argentino". En los medios de comunicación se limitaban a levantar las noticias que transmitían la agencia y el canal estatal. Una de las situaciones más claras del poder que tenían los medios de comunicación y la gran euforia argentina, fue la gran cadena solidaria que se realizó cuando desde ATC se convoco a todo el pueblo para ayudar a los soldados. Fueron 24 horas en las que se recaudaron 22 mil millones de pesos, 40 kilos de joyas y toneladas de comestibles no perecederos. Las máximas figuras de la política, ciencia, el deporte, y el espectáculo estuvieron presentes. En cada pueblo y en cada ciudad Argentina se ponía de manifiesto esa mezcla de solidaridad con euforia triunfalista, impulsada desde las imágenes de la televisión.

La cobertura de los medios gráficos

Horas después de iniciado el conflicto, "La Razón" titulaba: "Se recupera una zona de gran riqueza" y el diario La Voz del Interior de Córdoba, decía: "Argentina reconquista las islas Malvinas". Clarín titulaba: "Euforia popular por la recuperación de Malvinas" y La Nación se sumaba con un:"Alborozo ciudadano por la reconquista de Malvinas". El titulo que eligió Crónica fue: "Argentinazo: las Malvinas recuperadas".

Sólo 3 periodistas argentinos fueron a las Malvinas a cubrir la guerra. Uno de canal 7 y otros 2 de la agencia estatal TELAM. Los medios oficiales eran controlados por el gobierno y no permitían filtrar ninguna noticia que se opusiera con el discurso de triunfalismo. En Buenos Aires, la información genuina que podían levantar los medios era muy limitada por lo que nunca hubo una intención de investigar lo que en realidad ocurría con los 5000 soldados que desembarcaron en las islas. Las revistas también hablaron de victoria, revistas como Gente o Somos, se llenaron con fotos de jóvenes de 18 años "dando la vida por la patria". La revista Gente publico en su tapa del 6 de Mayo de 1982 un titulo que quedó grabado en la memoria de los argentinos: "Estamos ganando". Una semana después su próximo numero fue titulado: "Gran Bretaña asesina". El 27 de mayo insistió con "Seguimos ganando" y detalló: "Estamos destruyendo la flota británica: 6 buques hundidos, 16 averiados, 21 aviones y 16 helicópteros derribados. La revista Somos también formó parte de esta tendencia triunfalista. El 9 de abril publicó un numero titulado "Victoria y ¿ahora qué?"

La euforia malvinista la transmitieron también periodistas como Mariano Grondona y Bernardo Neustadt. Las revistas Humor y La Semana no cayeron en este fervor triunfalista y sufrieron las consecuencias de tener su punto de vista. La Semana, a cargo de Samuel Gelblung, publicó un articulo del periodista Jack Anderson en el que se decía que el futuro de la guerra de Malvinas era para la Argentina poco prometedor. Esta visión crítica desencadenó una ola de censura por parte del gobierno que se extendería en poco tiempo a varios medios y que le provocaría a Gelblung una serie de amenazas que hicieron que dejara el país a causa de su posición. El diario Buenos Aires Herald también siguió por esta línea pero no fue censurado. Pero ningún medio contaba con una fuente propia, entonces nadie hablaba de los muertos, ni de las condiciones en las que se encontraban los soldados, ni de las verdaderas estrategias para poder ganar una guerra que parecía perdida de antemano. Luego llegaron las preguntas, cuando hubo que anunciar la derrota y nadie pudo creerlo, ante los titulares que sólo mencionaban la victoria. El 14 de junio, tras un mes y medio de conflicto, la junta militar admitió la derrota que costó la vida de 649 soldados argentinos y la credibilidad de los medios.

Conclusión

La guerra de Malvinas pudo haber sido evitada, pero ésta era la oportunidad perfecta para el gobierno militar de Argentina de hacer popular un gobierno claramente antipopular. La junta militar utilizó el conflicto bélico como un método para permanecer en el poder y tapar los conflictos sociales, a través del dominio de los medios de comunicación que sólo transmitían noticias de triunfalismo. Generaron una gran euforia y agitaron al extremo el nacionalismo de la población que creía que el conflicto era para defender el honor nacional. De esta manera se buscaba desviar la atención de temas como la inestabilidad económica, las marchas por los salarios y la reorganización de los partidos políticos a través de la multipartidaria.

Autor:
Matías Prieto
La Guerra de las Malvinas
Historia política de un conflicto armado
http://www.monografias.com/cgi-bin/jump.cgi?ID=164647

No hay comentarios:

Dientileche, el País de los Niños