Por Mariano Jaimovich
en Newsletter Semanal de la Fundación Atlas 1853
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El escándalo creado en torno a la reforma del fútbol argentino -y el posterior papelón de "freezar" el proyecto- trasciende largamente el ámbito deportivo y se ha transformado en todo un caso de estudio, desde lo político y social.
Sucede que, muchas veces, el menoscabo institucional y la tendencia a modificar las "reglas de juego" encuentran un límite que hasta la propia sociedad se encarga de marcar.
Este tema ya es objeto análisis por parte de economistas, políticos y académicos.
Dedicados usualmente a analizar por qué existe en la Argentina una tolerancia a convivir con un bajo respeto por las reglas de convivencia, estos expertos ven en el fútbol una analogía clara con cuestiones que afectan a la sociedad, en otros ámbitos.
Y advierten que existen ciertos límites que, una vez que se traspasan, hacen que la gente reaccione y se manifieste.
Es que para la gran masa de hinchas no hubo dudas sobre cómo había que interpretar el sentido verdadero de la reforma. Así, la unificación de la A con la B estaría motivada por el descenso de River Plate.
Lo cierto es que terminó generando el rechazo de buena parte de los simpatizantes de este deporte, incluyendo, entre ellos, a un gran grupo de los "supuestos" beneficiados.
¿Por qué? En el análisis de Gustavo Lazzari, directivo de la Fundación Atlas, porque el cambio implicaba una distorsión en el sistema de premios y castigos.
"Por un lado, castigaba a los clubes que, habiendo hecho bien las cosas, tenían el horizonte de descenso relativamente lejano. Y, por otro, premiaba a instituciones que por sus propios desequilibrios financieros y deportivos estaban acechadas por el descenso. A su vez, implicaba un subsidio a todos los clubes del Nacional B, quienes ´ascenderían´ a Primera División no por mérito propio, sino gracias a un decreto", observa Lazzari.
Según este análisis, se puede establecer una analogía entre el proyecto "Grondona" y las políticas "redistributivas" con las que el Gobierno interviene en la economía.
Así, Lazzari compara la redistribución de puntos con la aplicación de subsidios cruzados.
También señala que, al igual que en las devaluaciones bruscas, el puntaje obtenido por los equipos recién ascendidos "pierden valor", al tiempo que los clubes recién descendidos son beneficiados.
Haciendo una analogía de tipo económica, sería algo así como la situación de un deudor que contrajo un compromiso en dólares y que, súbitamente, ve reducida su obligación, en términos reales con el consecuente perjuicio del que le otorgó el préstamo.
Del mismo modo, había demasiados indicios de que la apresurada reforma se ajustaba a los tiempos electorales.
En definitiva, se generó un rechazo social que hizo recordar a otras protestas que surgieron de tipo espontáneas, como cuando la sociedad recurría a los cacerolazos para manifestar su disconformidad ante alguna cuestión.
"La ciudadanía necesita contar con reglas de juego claras y la democracia va más allá de las pasiones. Nunca estamos seguros si dichas reglas se van a terminar cumpliendo, cosa que nos vuelve una sociedad menos previsible y un país en el que es difícil planificar", relata Guido Donaire, coordinador de programas políticos de la Asociación Cívica Conciencia.
Para el analista, esta inestabilidad - en la que todo parece charlable y factible de ser modificado- es delicada a mediano plazo. Incluso es un mal mensaje hacia los jóvenes.
"Parecería que cualquiera puede hacer lo que quiere. Pero las normas deben ser estables y están para ser cumplidas por todos. Se tienen que respetar a las instituciones", acota Donaire.
¿Será por eso que el anuncio de Julio Grondona sobre la suspensión del proyecto se realizó el día previo a la manifestación masiva que se había convocado para protestar ante la sede de la AFA?
Por cierto, llamó la atención la convicción con la que titular de la entidad defendió el congelamiento del proyecto, cuando cuatro días antes había declarado: "Ni loco doy marcha atrás".
Y su actitud no hizo más que abonar la hipótesis de que tanto la autoría como la suspensión de la reforma contaron con un fuerte ingrediente de tipo político.
En todo caso, lo que parece claro es que si hubo una intención de este tipo, salió mal.
La pelota no se mancha
Un tema interesante de estudio es cómo el encubierto intento de beneficiar por decreto a los "Millonarios" irritó no sólo a los hinchas de los clubes recién ascendidos, sino también a los propios jugadores y simpatizantes de River.
Es que sabían que, de concretarse el proyecto, hubiesen sido señalados como los "privilegiados" de un sistema perverso e injusto.
¿Cómo se explica esto? Según Lazzari, por la sensación de "dávida humillante", que se produjo entre quienes ya tenían suficiente depresión con la situación de haber descendido.
"En el deporte ocurre lo mismo que en la economía: hay un sistema de premios y castigos. En rigor, nadie quiere que le saquen lo que ganó en derecho. Y también suena humillante recibir lo que no ganamos en buena ley. Por eso son tan cuestionadas ciertas políticas de redistribución", señala este analista.
Por su parte, Marcelo Halfon, especialista en Psicoanálisis y Deporte de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), se plantea: "¿Qué lugar ocupa el ingrediente hincha o socio de la institución? Se supondría que estarían beneficiados con el ascenso institucional, pero no quieren ninguna ayuda extra de aquellos que manejan las organizaciones".
Halfon considera que si las reglas de juego quedan obsoletas se pueden cambiar.
Pero para ello se necesita un criterio consensuado, que sea producto de reuniones y debates. Y no algo realizado entre gallos y medianoches, que responde a intereses particulares.
"Es decir, el problema no es cambiarlas, sino el modo en cómo que se hace", sostiene.
Justamente, uno de los aspectos que más ha sido criticado del frustrado intento de la AFA es la forma unilateral e inconsulta en la que se elaboró un proyecto que modificaría profundamente el fútbol.
Además, contrariando las recomendaciones que suelen hacerse al respecto, no se le dio el lugar protagónico que correspondía a los interesados (los shareholders, en la jerga del management)
Por su parte, Aramouni, de la Universidad de San Andrés, enfatiza que los dirigentes de los clubes de la AFA que votaron en primera instancia el proyecto tampoco estuvieron a la altura de la situación.
"Son socios porque van a recibir retribuciones económicas y políticas. Se privilegian más intereses de coyuntura, de corto plazo y los propios que el beneficio común. No se piensa a futuro", sintetiza Aramouni.
Negociar para ganar
Otro punto sobre el que hay consenso de los analistas es que, en el caso del fútbol, se aplicó la misma metodología que en otros temas conflictivos, como fueron los cambios planteados para la retenciones a la soja - que luego derivó en un serio conflicto entre el Gobierno y el campo- o la instalación de las papeleras en Uruguay.
Es decir, la imposición de una política en la que no hubo debate ni discusión de ideas.
"Acá se lanzó una sola postura, para votar a favor o en contra. Y no se propuso un diálogo para crear valor. Últimamente la política adopta este estilo de elegir por sí o por no. La votación parece democrática pero no se terminan discutiendo los problemas de fondo. Por ejemplo, en Entre Ríos, la posición fue ´no a las papeleras´, en vez de ´no a la contaminación´", analiza el experto en negociación Francisco Ingouville.
Así, las relaciones quedaron dañadas, porque no se buscó un consenso entre las partes involucradas.
Mientras, la teoría sostiene que lo bueno en un conflicto de intereses es discutir y establecer una relación de socios con la otra parte y acercar posiciones.
Se requiere de una colaboración mutua y no de enemigos, para así llegar a un acuerdo donde todos sientan que resultaron beneficiados.
En el "proyecto Grondona", y haciendo una analogía con un partido de fútbol, es como que se cambien las reglas de juego en el entretiempo.
"Obviamente, así la gente no va a querer jugar. En el país ocurre eso, al no mirar a futuro, decrece la inversión extranjera. El capital va donde encuentra reglas claras, porque no quiere que las mismas sean modificadas en la mitad del partido", agrega Alejandro Zamprile, profesor del área Comportamiento Humano en la Organización del IAE.
Pero, a pesar del tono crítico que se resume en todos los análisis, hay en esta oportunidad un dejo de optimismo: la reacción popular ante un proyecto percibido como inconsulto, injusto y viciado de intencionalidad política.
Tal vez haya un motivo para la esperanza en las declaraciones de los jugadores de River Plate, que ahora sienten la oportunidad de ganarse en la cancha la recuperación de la categoría perdida.
Como dándole la razón a la sensación de humillación de la que fueron objeto sus hinchas, el goleador Fernando Cavenaghi resumió el rechazo a la dádiva: "River tiene que salir campeón donde sea. No me importa el sistema que hagan, tiene que apuntar a ascender".
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