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Chau Jaime (y quedamos en deuda con vos)


Esta mañana nos despertamos con una noticia triste, muy triste.
Habías muerto, Jaime, el de los anteojos gruesos y el aspecto de hippie de los 60, el de la sonrisa cálida y bondadosa, el que siempre estaba dispuesto a darnos una mano...
Cuando hace algo más de tres años llegamos a Esquel, sin más que con nosotros mismos como único bien disponible, plasmados en un par de antiguos discos rígidos de PC conteniendo la esencia de nuestro trabajo de años, uno de los primeros rostros comprensivos y de los primeros oídos atentos que encontramos fueron  los tuyos, Jaime.
Sospechamos hoy, con más experiencias vividas en la ciudad, que no éramos "especiales", que vos lo hacías con todos los que se acercaban para pedirte cualquier tipo de apoyo. Pero en ese momento, cuando la necesidad se nos hacía insoportable, que nos abrieras la posibilidad de ser un puente para llegar a Claudio fue fundamental para nuestra supervivencia.
Conversamos unas cuantas veces, en Cultura o en cualquier esquina. Te vimos fuerte y feliz. Te vimos deprimido y triste. Pero siempre amable, siempre afectuoso, siempre humano en el mejor sentido de la palabra.
De pronto, Jaime, te fuiste. Seguramente a buscar tu lugar en algún paraíso en el que las cosas sean más a tu medida porque siempre nos diste la impresión de que este mundo nuestro no te resultaba cómodo.
Esperamos, Jaime, que lo hayas encontrado. Y sospechamos que, en algún momento, iremos a compartirlo con vos. Porque representabas algo así como una parte de nuestra alma caminando las calles de Esquel. Porque eras y seguirás siendo muy parecido a nosotros, a nuestra esencia más íntima.
Jaime, el del apellido impronunciable. Sólo Jaime, y nada menos que Jaime,
Quedamos en deuda con vos. Porque debíamos haberte dicho todo esto antes, en Cultura o en cualquier esquina. Aunque sabemos que vos lo sabías.
Chau, Jaime. Te queremos. Donde estés.
Y gracias.

Olga y Daniel
27/5/2011
En Esquel
(gracias a Dios)

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