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Café de por medio - Daniel Aníbal Galatro - Abril 27 de 2011


¡Buen día! ¿Cómo anda, amigo? ¡Volvió Margarita! Es que las vacaciones se terminan, siempre se terminan. Y cuanto "más mejores" se terminan antes, decía un viejo que creo que nunca las había tenido.
Estos días pasados póngame "ausente sin aviso" si le parece, pero no es justo porque en este pueblo todos estábamos muy ocupados con el tema de las Jornadas, que en realidad eran "Cornadas" porque sonaban a embestida. Espere que pido un cafecito.
¡Margarita! ¡Buen día! ¿Un cafecito? ¿Qué? ¿Hay una nueva variedad? ¡Ah! Ahí la veo en el poster que colgaron con la foto. ¿Love Coffee? ¿Con la crema formando un corazoncito? ¡Traiga uno, Margarita! Tiene buena pinta. ¿Y por qué es? ¿Por la boda real? ¿Nuestros invasores están de festejo y nosotros queremos colarnos en la fiesta? Casi ya no lo quiero al Love Coffee ese pero tampoco me las voy a agarrar con un sencillo brebaje con crema que luce tan bien.
De veras, amigo, no entiendo. Los medios nos quieren convencer de que este casamiento es importante para nuestras vidas y a mí no me va ni me viene... o, en realidad, sí me viene. Es como una sensación desagradable que me revuelve las tripas. ¿Podemos ser tan obsecuentes? ¿Qué es? ¿"Pegame que me gusta"?
En fin, somos ambivalentes, diría mi amigo Luis el psicólogo. Lo único que falta es que festejemos el "Día de la Minería Contaminante" cuando la mayoría por aquí y cada vez más compatriotas nos hemos dado cuenta de que es una explotación por la que se llevan el oro, la plata, el uranio, nuestra salud y nuestra felicidad. Pero ya no me sorprende nada.
O más bien sí, afortunadamente. Porque el día que uno deja de sorprenderse es como si se hubiera muerto por dentro y eso no es bueno. Y el lunes me sorprendí agradablemente, a punto de ponerme a llorar de emoción y de orgullo por estos mis vecinos esquelenses que mostraron toda la polenta cuando quisieron tocarles la cola. Y pese a que casi no nos conocemos todavía quise preguntar a todos y a cada uno eso de "¿No querés ser mi amigo?".
Hace años que no participaba de una manifestación pública. Me cuesta expresarme, ya lo sabe, porque tengo una alta dosis de timidez que siempre trato de disimular. Pero esta gente me pudo. Y al terminar la asamblea autoconvocada - que don Milton dijo por televisión que no representaba a nadie y se equivocó de acá a la China - me sentí feliz de acompañarlos hasta el Hotel para demostrar que el dueño también se había equivocado fiero. Y hasta la gente de la Rural dice que estos pícaros "comunicadores" que intentaron las Jornadas los engañaron lastimosamente.
¡Oh! ¡Aqui vene la otra sorpresa agradable! ¡Margarita con el Love Coffee! ¡Está buenísimo! Me dan ganas de festejar el casamiento del príncipe aunque no me simpatice. ¿Hay que pagarlo en libras esterlinas o me acepta estos pesitos locales? ¿Cuánto es? No es caro. Tome, cóbrese. Y gracias.
En fin, que finalmente "entre bueyes no hay jornadas" pero esta gente nos hizo un enorme favor. Nos permitió ver que "ocho años no es nada" y que, como dijo una de las chicas, el Calorama estaba en "piloto" y listo para encenderse al máximo cuando la ocasión lo justificara. Y le juro, amigo, que al momento de salir hacia el hotel estaba recaliente, listo para quemar al que se acercara demasiado y mal.
¿Usted no estaba? No lo vi. ¡Ah! A esa hora tenía un tema familiar importante. Pero mañana, jueves, a las 3 de la tarde, ¿está libre? ¿Sí? Entonces lo espero en la puerta del hotel. Porque el asunto va a seguir durante largo tiempo. Como bien dijeron en la Asamblea, a 300 kilómetros también está instalado el problema y esa pobre gente no tiene las posibilidades de los esquelenses para manifestarse e impedir la atrocidad que están haciendo y dejando hacer. Y por muchos otros rincones de esta patria nuestra y de la patria grande ocurre lo mismo o están a punto de que ocurra. Así que hay que ir por más, en la medida de lo posible. Y por los bosques que quieren privatizar, y por los originarios que quieren expulsar o ya corrieron de sus tierras, y por los lagos que "tienen dueño" aunque la Constitución lo prohíba. Es tiempo de cuidar mejor la familia, los amigos, el rancho de cada uno. O al menos de intentarlo, porque había unos cuantos bebés en la Asamblea que no comprendían mucho pero que nosotros sí nos dábamos cuenta de que eran los verdaderos destinatarios de nuestro pequeño esfuerzo individual pero gran esfuerzo conjunto por dejarles un hábitat al menos tan bueno como el que recibimos alguna vez y luego descuidamos.
Por eso me da mucha bronca cuando veo a los dirigentes políticos en general estar ocupados en otra cosa, salvo los que se ocupan activamente de esa cosa porque de allí vienen carretilladas de dólares. Es que algunos cuantos sucumben ante los números. Si de Esquel se pueden sacar dos mil quinientos millones de dólares solamente en oro, ¿cómo no meter la mano en el bolsillo y sacar un par de esos millones para convencer a alguien con conciencia lábil de "realidades" como que el cianuro y el arsénico "estimulan y sientan bien" como la antigua ginebra Bols?
Está bueno este cafecito del amor. La cremita en forma de corazón desapareció de la vista pero le aseguro que tiene un lugarcito especial en mi estómago y hasta parece que me neutraliza la acidez que otras cosas me producen.
Se vienen tiempos especiales y hay que estar preparados. Unos cuantos que creían tener todas las sartenes por el mango se dieron cuenta de que la gente joven comenzó a preguntar "¿por qué?". Y usted puede opinar lo que le parezca sobre cada tema, pero esté listo para la repregunta. Porque le van a preguntar por qué, no lo dude. Y va a tener que explicar por qué piensa lo que piensa.
Bueno, hasta aquí llegó mi amor. A volver a trabajar porque hay mucho que hacer. Por ejemplo, dar una mano a los que lo necesitan. Así nos darán una mano a nosotros, que también la necesitaremos. Porque ha llegado "la era de Acuario", dirían mis amigos de la new age, o se viene el aclatismo que pedía Ricky hace años, o en diciembre del año que viene va a pasar algo más que significativo según los sabios mayas. No sé. De todos modos parece que terminamos en conjunto de transcurrir la edad de la inocencia ignorante y la de la adolescencia desinformada para ir entrando en una adultez de conciencia que no es tan naif ni tan agradable pero que es necesaria para mejorar este mundo en el que para algo se nos ha puesto, probablemente.
¡No me mire así! Yo lo quiero igual, amigo, pero quizá lo querría un poco más si lo veo comprometerse con el entorno. De a poco, pero ir sabiendo quién es el bueno y quién es el malo en la película, aunque así descubre que no es fácil discriminarlos, en el buen sentido de la palabra. Es que todos somos grises. Tenemos al Doctor Jeckyll y a Mister Hyde dando vueltas por nuestro interior y de tanto en tanto asoma uno de los dos.
¡Bueno! ¡Me voy! Si mañana no vengo al café lo espero en la puerta del hotel, a las 3 ó cuando pueda llegarse. Y avisele a sus amigos, si le parece.
¡Chau, Margarita! Nos vemos...

Daniel Aníbal Galatro
dgalatrog@hotmail.com

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