En un momento tenso tomó la palabra para expresar con sus ojos llenos de lágrimas todo el sentimiento de angustia que vivió cuando paso por la casa de Don Isidro Railef y la vio toda destruida. “Era mi vecino cuando yo vivía por Chacay Oeste, y sentí mucho dolor al ver como los mineros destruyeron su casita y todas sus cosas, su aguada que era su orgullo está seca… Me baje a mirar como estaba todo derrumbado y me puse a llorar…”, expresó sintetizando el desarraigo, el cambio impensando y la desolación propia que puede traer el “progreso” ajeno.
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Dijo Albert Camus: "El mundo en el que vivo me lastima, pero me siento solidario con los hombres que viven en él. Mi papel no es el de transformar el mundo ni al hombre. No tengo la virtud ni el talento para ello, pero estoy feliz de servir, desde mi sitio a los valores que hacen que merezca la pena vivir."
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