No es la altura, ni el peso, ni la belleza, ni un título o mucho menos el dinero lo que convierte a una persona en grande.
Es su honestidad, su decencia, su amabilidad y respeto por los sentimientos e intereses de los demás.
Cuando habla de frente y vive de acuerdo a lo que dice, cuando presta atención, cuando mira a los ojos y sonríe.
Una persona es grande cuando comprende, cuando se coloca en el lugar del otro, cuando obra no de acuerdo con lo que esperan de ella, sino de acuerdo con lo que espera de sí.
ALGUNAS PERSONAS TIENEN VALOR, OTRAS TIENEN PRECIO.
Claudia Dorigatti
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La imagen fue elegida por nosotros sin tener que pensarlo demasiado. Ese hombre que fue vilmente expulsado por la fuerza de un lugar que supo ganarse con honor es un sinónimo ya imborrable de grandeza moral.
Dijo Albert Camus: "El mundo en el que vivo me lastima, pero me siento solidario con los hombres que viven en él. Mi papel no es el de transformar el mundo ni al hombre. No tengo la virtud ni el talento para ello, pero estoy feliz de servir, desde mi sitio a los valores que hacen que merezca la pena vivir."
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