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Por qué a "Daniel Aníbal" lo bautizaron además "Marcelo"

Un 4 de Septiembre de muchos años atrás, llegué a este mundo en la ciudad de Buenos Aires. 
Pocos días después, con una madre católica fervorosa, recibí las aguas del bautismo de manos de un sacerdote que pude conocer casi 30 años más tarde.
 
Y dice la tradición familiar que hubo algún debate con respecto a qué nombres ponerme. 

El 4 de Septiembre es el día dedicado a San Marcelo (el que aparece aquí en imagen , entre otros santos. Por lo que mi mamá dijo que ése sería mi nombre. Pero en aquellos tiempos muchos Marcelos se dedicaban a la peluquería de mujeres, por lo que mi padre, varón porteño prejuicioso y discriminador para ciertos asuntos, puso el grito en el Cielo, aunque no era creyente.
 
Debe haberse iniciado algún debate y finalmente el mismo se cerró cuando llegaron a un acuerdo: "Daniel" porque por entonces no había muchos con ese nombre, luego "Aníbal" porque era el segundo nombre de mi padre, y, solamente para el bautismo y no así para el Registro Civil, "Marcelo", como un tercer posible apelativo que sabrían Dios y unos pocos más.

Siempre quise averiguar algo acerca del San Marcelo que amenazó la solidez de la pareja que formaban mis padres por esos tiempos. Pero nunca di satisfacción a esa inquietud, hasta hoy.

Para mí, en primer lugar, y para todos aquellos de ustedes que quieran saber algo sobre el tema, revisemos la vida del citado santo.

Marcelo de Chalons-sur-Saone era su nombre oficial para la Iglesia. Su nombre y el tercero mío vienen del latín y significa "pequeño martillo". 

En el último cuarto del siglo II, oficiaba de sacerdote en la Galia Lugdunense (no sé cuál linea de ómnibus te lleva hasta ahí).

La matanza de los mártires de Lyon, con el obispo San Potino a la cabeza, tuvo lugar durante la persecución de Marco Aurelio, en el año 177. Marcelo recibió un aviso del cielo como dice su "passio" y consiguió escapar de la muerte y refugiarse en Chalon-sur-Saône. 

Ahí recibió hospedaje por parte de un pagano y, en cuanto Marcelo vio que su benefactor quemaba incienso ante las imágenes de Marte, Mercurio y Minerva, se propuso demostrarle su error y tras una serie de pláticas, le convirtió al cristianismo. (Eso de "chamuyero" parece que se me pegó cuando me bautizaron con su nombre).
Cierto día, Marcelo emprendió un viaje hacia al norte y en el camino se encontró con la comitiva del gobernador Prisco, quien le invitó a un banquete en su casa. Marcelo aceptó el convite y se trasladó a la casa del gobernador; pero al caer en la cuenta de que Prisco y sus invitados se disponían a realizar algunos ritos religiosos paganos, se disculpó de tomar parte en la celebración, porque él era cristiano. (Hizo bien, porque las cosas son blancas o negras, no grises).
Semejante declaración causó estupor entre los presentes que, indignados, se precipitaron sobre el sacerdote para matarle ahí mismo, mediante el feroz procedimiento de atarle a dos troncos de árboles jóvenes doblados y mantenidos en tensión para que, al soltarlos, desmembraran al mártir.
El gobernador ordenó a Marcelo que hiciese un acto de adoración ante una estatua de Saturno y como el sacerdote se negó rotundamente, Prisco ordenó que le mataran sin recurrir al procedimiento de los arbolillos jóvenes, porque era demasiado rápido. 

En consecuencia, se llevaron a Marcelo a las orillas del río Saône, lo enterraron hasta el pecho en la tierra apretada y ahí le dejaron, inmovilizado y abandonado a su suerte. A los tres días, murió de hambre y sed.
(Parece que tipos perversos hubo siempre en este mundo).

Así Marcelo se convirtió en mártir y, como consecuencia, en santo.

Y ahora veamos un poco el lugar en donde él vivía.

 
Chalon-sur-Saône forma parte de la región de Borgoña. Está ubicada en el río Saona. Fue una vez un puerto fluvial bien conocido como un punto para distribuir vinos locales aguas arriba y abajo del río Saona.

El obispado de Chalon-sur-Saône, un sufragáneo de la archidiócesis de Lyon desde tiempos Romanos, fue unido a la diócesis de Autun poco tiempo después de la Revolución francesa.

Chalon es mejor conocido como el lugar de nacimiento de la fotografía. El más famoso fotógrafo francés de todos los tiempos, Pierre Trémaux, nació en Charrecey, pueblecito perteneciente a Chalon-sur-Saône. Su más famoso residente, Nicéphore Niépce también tiene una lycée (escuela secundaria) que lleva su nombre. Hay un museo que contiene algunas antiguas reliquias fotográficas, el Quai des Messageriesen la ciudad, y consta de más de dos millones de fotografías y muchos artefactos antiguos tales como cámaras y otro equipamiento para la fotografía antigua y moderna. Otro residente famoso es Dominique Vivant Denon (1747-1825) quien estuvo involucrado en la creación del Museo Louvre, convirtiendo el palacio en un Museo después de la Revolución francesa.

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