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La pequeña Judith - una historia real de amor

Izmir

VIVENCIAS
´´La Pequeña Judith´´
por Isaac Bensinior Galindoz
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Esta historia verídica está escrita por un gran amigo Isaac (Densi) Bensinior Galindoz que hoy vive en Beer Sheva, la ciudad de Abraham.
Es ésta una de las tantas historias que a edad madura empezó a escribir desde su memoria privilegiada.Cumplirá ¡100! años el proximo año.
Tuve el gusto y honor de de conocerlo hace un poco más de 10 años y encaminarlo por la nueva tecnologia de la computadora. Hoy la domina perfectamente.
Raúl Vaich 
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Esta historia es real y es parte de mi familia materna. 
Se trata de un hecho verídico, que tuvo lugar en la ciudad de Esmirna orillas del Mar Egeo, que fue cuna de mis ancestros y mía también allá a principios de siglo pasado.
La protagonista fue una niña de doce años, mi tía Judith, que cursaba el último grado de la primaria, la menor de tres hermanas. Muchas tardes, al salir del colegio, veía un hermoso carruaje estacionado junto a la acera. En él, un joven guapísimo que no dejaba de mirarla insistentemente... 
Una tarde la niña, llena de coraje, se acercó diciendo si la llevaba a dar un paseíto....
Como un robot, el guapo la ayudó a subir, diciendo: ¿Te gustaría pasear por El Codón, ´´la costanera de Izmir´´?
La niña, muy emocionada, asintió con un movimiento de cabeza. 
El carruaje enfiló por la gran avenida, mientras el guapo le preguntaba, ¿Dónde vives? 
En la judería, cerca de Agar, cubierta de palmeras que terminaba frente a una gran mansión. 
De un salto el chaval se apeó diciendo: 
--Ésta es la casa de mis padres. 
Tomándola de la cintura la ayudó a bajar, mientras un hombre se hacía cargo del carruaje. La niña se quedó muda, sin saber qué decir. Al entrar sintió miedo... El joven se quitó los zapatos haciéndole señas que hiciera lo mismo. 
Caminaron sobre tupidas alfombras hasta llegar al salón donde la mamá y sus hermanas tomaban té. 
--´´Madre, te voy a presentar a quien va a ser mi esposa!!´´
Mientras todo eso ocurria, el Barrio del Azareto estaba alborotado por la desaparición de Judith. Ya al anochecer, los padres fueron a hacer la denuncia. 
Durante una semana nada se sabía. Pero al octavo día un militar de alta graduación , montado a caballo igual que los dos soldados que le acompañaban, al entrar al campo del Azareto y preguntar por los padres de Judith, fue todo un revuelo. Las voces de la judería hicieron que la madre de la niña, llorando sin contenerse,  apareciese en el momento que el militar se acercaba diciendo: 
-- ´´Señora no llore, su hija va a vivir como una princesa, en casa tendrá las mejores maestras, y cuando la niña cumpla los trece años y mi hijo dieciocho se casarán y entonces podrán visitarla todas las veces que deseen.
Durante años la visitamos. Mi tía vivía como una Reina en la pintoresca ciudad balnearia de Karshí Aká. Muy bien recuerdo, tan pronto llegabamos yo me iba a la huerta, acompañado de una hijita de las empleadas a jugar a la pelota con una pequeña sandía que arrancábamos.
A principios del año 1923, antes de emigrar para Argentina, teniendo yo la edad de diez años, fuimos todos a despedirnos de la tía Judith, incluyendo mi abuelita Bojora, madre de Judith.
Aún hoy, despues de tantos años, no pude olvidar el dolor de mi tía que, contando apenas treinta años, se despedía de toda su familia... Su esposo Alí nos llevo en su carruaje, ´´el mismo con el que descubrió a su amada Judith´´,  hasta la estación del tren de ´´Karshí Aká´´ que ni bien subimos arrancó... mientras el lloroso Alí gritaba: ---escriban pronto!!!

Durante años mi madre mantuvo correspondencia con mi tía....
Casi medio siglo después, en febrero del 1972, mi esposa Dorita y yo hicimos un viaje a Esmirna, donde aún hoy tengo parientes. Mis primos que aun siguen viviendo en Izmir, lo primero que hicieron fue llevarme a la casa donde yo nací y vivía, en el pintoresco barrio de Budur Alí. 
Se imaginan amigos mios cuántas nostalgias surgen en pocos segundos... 
Desde allí, continuamos nuestro recorrido en tres autos toda la mishpajah, hasta Karshí Aká. Yo estaba muy ansioso por regresar a la casa de mi tia Judith!.....

Al llamar a la puerta apareció una señora preguntando qué nos traía... --La señora me miraba y me parecía conocerla... Claro, claro que sí, era la empleadita de mi tía que me acompañaba a jugar con la sandía!!!!: Nos abrazamos como hermanos ante la curiosidad de mi esposa Dora y de todos!!. 
 Al entrar les pedí a mi gente que se sacaran los zapatos. La señora, prendida de mi brazo, nos llevó hasta el salón, explicando a la dueña de la casa quiénes éramos. 
Mientras tomábamos el té, supimos que era hermanita menor de Alí, cuñadita de Judith. Nos explicaron que mis tios fallecieron y sus restos estaban en el Cementerio Militar, sobre la avenida principal.
Al dia siguiente Dorita y yo nos acercamos al ´´Campo Santo´´. No fue necesario averiguar pues justo al pasar descubrimos un monumento de mármol blanco en forma de carruaje. En él,  dos jarrones llenos de claveles, En cada uno con letras de bronce decía:
        
Alí Zuleimán Pashá  2-7-1969
Judith Galindoz de Zuleiman  30- 9-1969

De los brazos del carruaje cuelga una placa, también de bronce que brilla como el oro:
´´Eternamente Juntos´´
Isaac Bensinior Galindoz
(Enviado por Raúl Reuben Vaic)

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