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Giancarlo Ibárgüen S. (1963–2016) - Por Rebeca Zuñiga


Por Rebeca Zuñiga
The Beacon
Ayer mi corazón zozobró cuando un ex colega me envió una nota diciendo: “Rebeca, se fue el más grande… falleció Giancarlo”.
Este “hombre más grande” fue Giancarlo Ibárgüen S., ex rector de la Universidad Francisco Marroquín (UFM) en Guatemala, que perdió su lucha de siete años contra la ELA a la edad de 53 años.

Giancarlo fue mi jefe desde 2003 hasta 2014, cuando era directora del Departamento de New Media de la universidad. Aún más importante, él fue mi maestro y mentor, un modelo a seguir y un verdadero héroe de la libertad. Me introdujo en las enseñanzas del libre-mercado, y con su ejemplo, me mostró cómo vivir una vida consistente con nuestros principios y valores morales.

Llevar la antorcha de la libertad en la era digital

Giancarlo dio sus primeros pasos en el camino hacia la comprensión de las ideas de libre mercado cuando aún cursaba la escuela secundaria. Había conocido al fundador de la UFM, el fallecido Manuel F. Ayau, y visitaría la universidad para atender algunas clases como oyente. Muchos años más tarde, se unió al Consejo Directivo, se convirtió en fiduciario, y asumió el rol de Secretario General. En 2003, su influencia en la universidad se hizo aún más fuerte cuando se convirtió en rector de la UFM.

Él siempre llamó a la universidad la Casa de la Libertad y también la “Universidad de los Free-Marketers” (un término acuñado para referirse a los partidarios del libre-mercado por el Dr. José Keckeissen, ex profesor de economía austriaca de la universidad y uno de los primeros alumnos de Ludwig von Mises en la New York University). Se aseguró de que la UFM—un precoz faro de la libertad en una región que ha sufrido mucha opresión—permaneciese como un hogar acogedor para todos aquellos que aman las ideas de la libertad.

Bajo el liderazgo de Giancarlo, la UFM transformó la educación superior. Su implementación de la tecnología en el aula ha superado con creces los esfuerzos de cualquier otra universidad en América Latina. Entre los avances tecnológicos destacan: conectividad inalámbrica a Internet en 1998, herramientas de software y hardware que permitieron a los estudiantes y profesores interactuar de manera más productiva, producción de contenidos multimedia en 2001, libros electrónicos, y acceso en línea a las principales revistas académicas, y otras fuentes educativas.

Giancarlo se deleitaba silenciosamente al ver los rostros de asombro de los visitantes extranjeros, sorprendidos de que una universidad de un país en desarrollo fuese tan avanzada tecnológicamente, incluso más que muchas universidades mejor conocidas (y mejor financiadas) del mundo. Lucía como un padre orgulloso, mostrando todas estas fantásticas herramientas y proyectos, pero nunca se endilgó meritos propios.

Giancarlo puso en marcha muchos programas innovadores, pero también se avocó a los fundamentos mismos de la educación. Comprometido profundamente a fomentar el pensamiento independiente y la enseñanza no coercitiva, promovió el método socrático en el aula.

“El profesor no puede, ni debe, pretender que goza de todos los conocimientos, ni siquiera en el área en el que se supone que es un experto”, dijo en su discurso en el Instituto Juan de Mariana de España en 2011. “Con seguridad conoce más a fondo la materia que se trata en el aula. Sin embargo, no puede conocer todas las vertientes, las variantes, las posibilidades combinatorias que pueden surgir de un diálogo socrático, en un grupo de alumnos que honestamente desean cultivar su curiosidad intelectual”.

Muchos proyectos, muchos galardones

La tecnología educativa y la pedagogía no fueron las únicas contribuciones de Giancarlo al avance de la libertad. Otra que también se destaca es su co-fundación de The Antigua Forum, una reunión anual en Guatemala de reformadores de las políticas públicas y emprendedores de todo el mundo.

También se desempeñó como presidente del Consejo Directivo del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES), un think-tank liberal en la Ciudad de Guatemala y precursor de la UFM. En 2006 ocupó el cargo de secretario de la Mont Pelerin Society y presidió el comité organizador de su reunión general en la Ciudad de Guatemala. También se desempeñó a partir de 2007 como miembro del consejo del Liberty Fund; presidente de la Association of Private Enterprise Education (APEE) ese mismo año; del Hispanic American Center for Economic Research (HACER); y fue miembro del consejo de la Philadelphia Society y el Instituto Acton de Argentina.

Varias agrupaciones reconocieron formalmente las contribuciones de Giancarlo a la libertad, como lo indican las decenas de premios que recibió: el Guardian of Freedom Award del Acton Institute (2009); el Kent-Aronoff Service Award (2010) de la Association of Private Enterprise Education (APEE); el Premio Juan de Mariana en Madrid, España, (2011); y un doctorado honorario en economía del Hillsdale College (2013). El 19 de agosto de 2013, izó la bandera de Guatemala durante una ceremonia en el Banco Industrial en reconocimiento a sus contribuciones a la sociedad guatemalteca. Fue galardonado también con el Premio Manuel F. Ayau otorgado por Estudiantes por la Libertad (2014); el Leonard E. Read Distinguished Alumni Award de la Foundation for Economic Education (2015); y en abril de 2015 fue reconocido por los Aggies guatemaltecos (ex alumnos de la Texas A&M University) por sus contribuciones a Guatemala y el mundo, entre otros galardones.

Una mente brillante

Giancarlo era un ávido lector, especialmente de los clásicos de la antigua Grecia, que a menudo releía. Pero uno de sus libros favoritos era Don Quijote, de Miguel de Cervantes y Saavedra. Consultado en una entrevista por qué le gustaba este libro, respondió: “…me parecía una genialidad de Cervantes utilizar a un loco para criticar los poderes de la época. En ese sentido, me parece que Cervantes tenía un espíritu protoliberal cuando criticaba el poder, y sobre todo el poder centralizado en los diferentes órdenes que prevalecían en el siglo XVII. ¿Por qué lo hizo así? Para evitar la censura…”

Un hombre brillante que disfrutó de aprender sobre muchos temas y disciplinas diferentes, Giancarlo podía conversar en un elevado nivel acerca de numerosos conceptos difíciles. Estaba siempre abierto a nuevas ideas, incluso las que pudiesen sonar más alocadas. Pero también se deleitaba con discusiones espontáneas sobre las cosas simples, como la belleza de la naturaleza. Los amaneceres o curiosidades sobre el canto de los pájaros, era a veces la forma como iniciaba las conversaciones informales.

En 2009 Giancarlo fue diagnosticado con ELA. En 2014 le pasó la estafeta a un nuevo líder para guiar a la universidad y hacer crecer los cientos de proyectos que comenzó. Pero incluso después de retirarse, su agenda estaba todavía llena. Muchos amigos, ex alumnos y estudiantes solicitaban citas con él, y él siguió brindando tutoría y asesoramiento a cualquiera que pidiese ayuda hasta el final de sus días. Giancarlo poseía un raro don: podía desatar el genio oculto en cada uno de nosotros, y una vez que la luz estaba encendida, seguía fomentando nuestro progreso hacia el auto-descubrimiento.

Una nota personal

Para mí, trabajar con Giancarlo fue un gran honor. Él era el líder perfecto: uno que ayudaba a los otros a ver lo que él visualizaba, en lugar de decirles qué hacer. Afirmaba que nunca se sintió como un director de orquesta, dando órdenes a los músicos en el foso. En cambio se veía más como un miembro de una banda de jazz, manteniendo el ritmo junto con los otros músicos. Su pasión por las ideas de la libertad era contagiosa, como lo era su entusiasmo, energía y felicidad—aun cuando su enfermedad estaba en su peor momento.

Tocó e inspiró muchas vidas. Tenía fe en la generación más joven y veía a la educación como una de las herramientas para combatir el mal. Su fallecimiento es una tremenda pérdida para el movimiento de la libertad, pero su legado perdurará. Sus discípulos continuarán la lucha para construir un mundo mejor, al igual que Sancho Panza del Don Quijote, excepto que mejor equipado.

Para muchos, la pérdida es profundamente personal. Comparto la tristeza que sienten aquellos que lo conocieron. Atesoraré todos los momentos que la familia de la UFM y yo pasamos con él. Vivímos muchas aventuras con nuestro líder. Puedo decir con orgullo que he vivido en la era Giancarlo Ibárgüen. Ser uno de sus “Sanchos” ha sido uno de los regalos más valiosos que he recibido jamás.
Mis condolencias y oraciones para su familia Isabel, Sofía, Cristóbal y Sebastián. A la familia de la UFM, Consejo Directivo, fiduciarios y, especialmente, a su leal asistente Mayra Ramírez, quien trabajó muy de cerca con Giancarlo durante más de 14 años, comparto su dolor. El más grande hombre, profesor, mentor, héroe y campeón de la libertad se ha ido físicamente, pero vivirá siempre en nuestros corazones y mentes.

Es ahora el momento, como escribió Cervantes, de “sacar fuerza de flaqueza” y agradecer la oportunidad de haberle conocido. Nuestro tesoro es haber sido testigos de la grandeza de una mente increíble capaz de hacer posible lo imposible.

Hasta siempre, Giancarlo.

Traducido por Gabriel Gasave
La autora es Directora de Multimedia en el Independent Institute.

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IN MEMORIAM DE BERTA CACERES - Comunicado de POETAP


IN MEMORIAM DE BERTA CACERES
Ayer 8 de Marzo 2016
Comunicado de POETAP (Poetas de la Tierra y Amigos de la Poesía)

“En nuestras cosmovisiones somos seres surgidos de la tierra, el agua y el maíz. De los ríos somos custodios ancestrales, el pueblo Lenca resguardados además por los espíritus de las niñas que nos enseñan que dar la vida de múltiples formas por la defensa de los ríos es dar la vida para el bien de la humanidad y de este planeta.”

Berta Cáceres al recibir el Premio Goldman, 2015.

La Tierra es la madre fecunda y generosa de todas las mujeres y hombres. Y primero fue la tierra y la lluvia, los ríos y los mares, luego vino el viento y la semilla, vino el fuego, la leche y el pan de maiz. Y las mujeres parieron hijas e hijos que se esparcieron a lo largo y ancho de la Pacha Mama poblando todas las tierras, los valles y los montes de la Tierra.

Los hijos de la mala hierba les robaron las tierras y el agua de sus ancestros al pueblo Lenca y pusieron vallas y alambradas de espinos y eléctricas para acotarlas y decir ¡Esto es Mío! Los hijos de la mala hierba quieren parar el fluir del río y enjaular el canto de los pájaros, quieren silenciar el murmullo del agua. Los hijos de la mala hierba ignoran que nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar, de Jorge Manrique en las coplas a la muerte de su padre. Los hijos de la mala hierba asesinaron a Berta Cáceres el tres de marzo del 2016 y no la mataron, que Berta, ayer 8 de marzo, día internacional de la mujer, fue símbolo y bandera de enganche en Honduras y en Buenos Aires, En La Paz y Lima… en Latinoamérica y allí donde late un corazón generoso y lucha una mujer valiente. Berta es hoy, la mujer que lo dio todo por defender la tierra, la dignidad y la vida del pueblo Lenca y el futuro de sus hijos. Berta es hoy más que nunca la voz de los sin voz que se levantan defendiendo el roció de las estrellas y las fuentes de la vida. Berta está viva y seguirá viviendo mientras naden los peces en los ríos, sigan creciendo los cumbillos y ceibas en la selva, florezcan las orquídeas y vuelen las mariposas azules y los colibrís esmeraldas en Honduras.

Berta, coordinadora del consejo de pueblos indígenas de Honduras COPINH, sabía lo que hacía y el peligro que corría, responsable de sus palabras y de sus actos de protesta PACÍFICA nunca desfalleció ni se achantó a la hora de enfrentarse con sus manos desnudas y la fuerza de la razón a la razón de la fuerza, la violencia y la muerte, de quienes arrasan los bosque y envenenan la tierra y el agua, las madereras, las mineras y las hidroeléctricas con sus proyectadas represas de Aqua Zarca y DESA sobre el río Gualcarque. Berta, TÚ, te enfrentaste abiertamente el año 2013 al proyecto de EEUU de instalar a la mayor base militar de toda Latinoamérica en Honduras. Y TÚ, denunciaste la entrega de 3 millones de hectáreas terrestres y marítimas a la transnacional del gas y del petróleo la British Gas Group

Tú no has muerto, que has ido más lejos para ser la conciencia indestructible del pueblo Lenca e iluminar los cursos de los ríos y las sendas de las impenetrables selvas. La alargada sombra de las multinacionales y su brazo asesino, el de la insana CODICIA, no podrán con tu larga vida, con la luz azul del Caribe que emanan tus ojos, ni con el magma que brota de la tierra en el eco de tu voz telúrica.

Hija del sol y la tierra, de la lluvia y el relámpago, madre, fuente eterna de vida y sabiduria ancestral, nos juramentamos todos los Poetas de la Tierra para honrar tu nombre y tu memoria, nuestra voz es tuya, seguimos y seguiremos las huellas de tu noble lucha, abriendo nuevos caminos y el cauce natural de los ríos, que mientras haya nubes y sople el viento, caiga la lluvia, crezca la hierba y aniden los pajaros, se amen los delfines y las ballenas azules, TÚ, Berta, serás LA SEMILLA


NO HAY RIQUEZA

No hay riqueza
ni gloria
que compararse
pueda,
a la paz
que respira,
quien detiene
el tiempo
y escucha
en silencio
el murmullo
del agua.


ME DECÍA MI MADRE

I
Debes amar la tierra,
Cuidarla y defenderla
Que cada cual recoge
Lo que siembra,
Y el mar, la sal y el aire,
El sol, la tierra y el agua,
El amor y la muerte,
Son de todos y de nadie.

II
Hijo, amarás el mar y la tierra sobre todas las cosas
Respetarás el paisaje natural y la naturaleza salvaje
Defenderás la vida de los árboles y de los animales.


LA SEMILLA

Todo pasa en la vida,
El amor y la muerte,
Y es nada la fortuna.

Que si algo queda:
Es la voz y el verbo,
El valor del alma.

Que si algo queda
Más allá del tiempo
Es la memoria.

Es la huella eterna
De quién lo dio todo
Sin esperar nada.

Que si algo queda
Es el sol y la semilla,
Es el mar y el viento.

Es el nombre y valor
De quién dio su vida
Por el amor y la vida.


Olivier Herrera Marín
Presidente de POETAP
Poetas de la Tierra y Amigos de la Poesía
olivierherreramarinpoetap@gmail.com
olivierhm.com

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EL TORNADO (3ª parte) - Por Eduardo Juan Salleras


Una nueva oportunidad
EL TORNADO 3ª parte
Por Eduardo Juan Salleras, 6 de marzo de 2016.-

Se autoriza su publicación solamente en forma completa y nombrando la fuente

Parece un siglo lo del tornado y tal vez fue ayer, digo así porque fui perdiendo la noción del tiempo, incluso no puedo colocar claramente el orden de los hechos.

Mi memoria está hoy dentro de una nebulosa, como si todo hubiera sido solamente una pesadilla. Sin embargo, cuando recorro con mi vista las cicatrices de tan violenta agresión climática, asumo mi realidad.

Sé que pudo haber sido mucho peor, que hay cosas más graves en la vida a las que uno debe rendirse solamente con resignación. En cambio, mi situación me permite elegir: resignarme o afrontar con la mayor fuerza y rapidez posible, una solución.

Puedo todavía optar, y más allá de las magulladuras y de la desazón, del momento de mi vida en que pasó, tengo fuerza física y de a poco, recuperando la espiritual.

Los momentos en que me encontré solo, fueron los más difíciles.

Recurrí entonces a alguien que trabajó conmigo de tambero más de 20 años, para que me ayude a ordeñar las vacas, es hoy un entrañable y viejo amigo incondicional. Es de esas personas que uno ya sabe que su respuesta va ser un sí, sin miramientos. Entonces con el “Negro”, más allá de sus años, emprendimos la continuidad de la producción, realizando un único ordeñe diario con el grupo electrógeno, ya que necesitaba tiempo para seguir con las tareas de limpieza y reconstrucción.

- Eduardo – me dijo un día el “Negro” – no es mejor secar todas las vacas, yo no tengo problema en seguir viniendo y darle una mano, cuente siempre conmigo pero… puede esperar un tiempo y volver a la actividad… no sé si tiene sentido esto porque estamos tirando toda la leche…

- ¿Me está diciendo de cerrar?

- No, de secar las vacas…

Secar y cerrar es igual, la única diferencia está en el después, volver a funcionar o no. Él me decía de cerrarlo por un tiempo hasta acomodar todo. Ordeñar y tirarle la leche a los terneros es como estar cerrado, perdiendo tiempo y dinero.

- Tiene Ud razón, vamos a cerrar…

La decisión fue un golpe durísimo. Me senté solo a mirar a lo lejos el rodeo. Enorme la amargura. Sin dejar caer una lágrima, mis ojos estaban inundados de tristeza. No había otra alternativa, además el “Negro” arrastraba una lesión en el tendón de Aquiles que le impedía caminar bien, inclusive subir al caballo. ¿Qué más le podía pedir? Siempre está.

Las horas, los días posteriores fueron pesados, cargando una mochila llena de pena. No es lo mismo salirse solo a que lo empujen.

Las vacas cargaban igual, poco, pero sus ubres se veía pidiendo alivio. Hicimos entonces ordeñes cada 48 horas y luego a 72. Toda la leche a los terneros… y de lo que la leche produce, vivo.

Apareció luego un postulante a tambero. Tarde, las vacas poco cargaban ya. De todas formas lo tomé. Y con él y un ayudante, más allá de los trabajos de limpieza, orden y reconstrucción, hablamos de vacas… y cayó, hace unos días, un técnico de máquinas de ordeñar, tarde, ya estaba cerrado. Sin embargo, hablamos de los problemas del tambo… Hay muchas vacas preñadas y unas cuántas paridas, con el ternero al pie…

De pronto sentí un cambio en la química de mi cuerpo. Esa ácida amargura se sumó a la nebulosa del recuerdo, como el tornado. Me di cuenta que todo era ya parte del pasado, aunque solamente habían transcurrido veinte días. Hoy, ahora, me siento distinto. Agobiado todavía pero nunca voy a permitir que me saquen a los empujones.

Tal vez esté cometiendo el error de mi vida, será elección mía no lo que el destino quiera hacer de mí.

Mi mujer, cuándo no, viendo el lado positivo a la catástrofe… Aquel árbol molestaba, hay más luz… ya no podíamos seguir ordeñando allá lejos… las vacas están más tranquilas… ella trabajando como yo de sol a sol para que las cosas vuelvan a ser lindas.

En silencio mi mente comenzó a diseñar la nueva actividad, el volver, diferente pero, ni el tambo ni la fábrica cerrarán. El nuevo tambero, el técnico de máquinas de ordeñar, llegaron justo.

Cuando pasan estas cosas, uno debe tener la lucidez de pensarlas bien, de analizarlas. Se puede deducir también quién es quién en la historia de nuestra vida, no solamente por el apoyo de los amigos, que fueron muchos, sino aquellos que apostaron a que no me caía. Y si bien todavía no me levanté, ni pienso quedarme tirado en el suelo. Sé que va a ser difícil recomenzar. Sé que la mayor pérdida fue el tiempo. Dejaré a un costado las ramas y los árboles caídos, no van a ser ellos quienes me detengan. Arreglaré los techos cuando pueda, hoy ya no se llueven. Liberaré lo necesario. Todas mis fuerzas se centrarán en recomenzar. La vida del campo es así, mi vida fue siempre así.

Gracias Dios mío por haberme dado una nueva oportunidad.

EJS

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Pajarracos en acción - Fotos de Fernando Mengui


FOTO UNO. LAGUNA EN LA PAMPA... 2003....NIKON D 80  ROLLO Y TELEZOOM A 200 mm


FOTO DOS. PLAZA DE MAYO. (AÑO 2000).. MAQUINA MIRANDA REFLEX  50 mm DE ROLLO 


FOTO TRES. SIMETRIA EN VUELO (AÑO 2013)... NIKON D 80 DIGITAL CON TELEZOOM A 200 mm

FOTOS FERNANDO MENGUI...

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EL TORNADO (2ª parte) - Por Eduardo Juan Salleras


No es el por qué, sino el cuándo
EL TORNADO (2ª parte)
Por Eduardo Juan Salleras, 4 de marzo de 2016.-

Se autoriza su publicación solamente en forma completa y nombrando la fuente

Abrí los ojos en medio de la oscuridad y miré la hora con la pequeña linterna: 2 de la madrugada. Logré dormir bastante, deduje. Habían pasado unas 7 u 8 horas del tornado. Era un total silencio y yo inmóvil en la misma posición que me acosté. Alguna claridad se veía en la ventana abierta pero, todo era noche.

Pensé: ¿Qué va a ser de mi vida? Venía mal y ahora esto. Hubiera preferido cerrar por voluntad propia, y no a la fuerza por la violencia del cambio climático. Justo a mí que hago todo lo más orgánico posible. ¿Qué habrá afuera? ¿Qué estará pasando con la hacienda y los cultivos vecinos?

Me entró un poco la desesperación y las preguntas inconvenientes que uno se hace en esa situación: ¿Tendré fuerza para revertir esto o por fin aceptar el retiro, más allá de afrontar la limpieza y restructuración de los daños?

Seguí inmóvil sabiendo que un árbol entero estaba apoyado en mi casa y otros dos por ahí, uno en el lavadero… pensé: es buen momento para morir y ahorrarme todo lo que se viene… pero, no le puedo dejar a mi mujer semejante desastre, pobre, sola afrontar un problema mayor, no, ahora no…

Tomé el rosario y no sé en qué decena volví a dormirme.

A las 4 en punto, mis ojos se abrieron de nuevo y esta vez me levanté, encendí una vela y me senté en el escritorio a anotar las prioridades para cuando el sol permita trabajar.

Sin gas, sin luz, sin agua, por ende, sin mate para tomar y una enorme angustia.

Y al fin amaneció. Al menos luz. Salí entonces a mirar lo que había dejado el tornado, si era peor o no tanto.

Enseguida a fijarme si las vacas estaban en su lugar… era todo un desastre, me tocó peor que no tanto.

Decenas de árboles, cientos de gajos cortados por estrangulación con una violencia nunca vista, como una planta cortada al medio y su parte superior vertical, apoyada sobre su base.

Había movido la caldera de la fábrica, arrancada incluso de la línea de agua, semejante bodoque de hierro macizo… chapas por todos lados…

… y especialmente, todo lo que funcionaba estaba roto, incluyendo 5000 metros de línea de electricidad. ¿Cómo salir del campo por el boulevard de eucaliptus hacia la entrada a 1 km? ¿Cómo traer las vacas a ordeñar con 800 metros del mismo boulevard para atrás?

Todos eran problemas sin solución inmediata.

Muchas veces, en los primeros momentos, me senté en algún tronco de los tantos disponibles a mirar el cómo, y ni hablar de pensar en aceptar la derrota, de retirarme, de vender todo… de admitir que los años pesan, de ceder ante la edad y por qué no, a la seducción de una vida mejor, más tranquila.

Eso me “bajoneaba” mucho, lo único que delante de mí tenía un desastre, que más allá de mis planteos existenciales, había que solucionarlo, había que corregir el paisaje y por sobretodo, sacar los árboles de arriba de las casas.

Pude salir gambeteando entre eucaliptos caídos, cortando campo para llegar al pueblo y contratar a alguien que libere los techos de árboles.

Mi mujer, desde Buenos Aires me compró de prepo un grupo electrógeno para poder hacer el tambo, más allá que había para resolver por dónde pasar con las vacas.

Todo fue muy difícil, de altísima presión emocional, en especial, cuando quedé solo: Ricardo se fue a un nuevo trabajo, algo ya previsto antes del tornado. El tambero desapareció, un día no vino más, y mi mujer debió volver necesariamente a Buenos Aires por un par de días.

¿Y ahora? Unos amigos me prestaron un tractor grande para poder tirar los árboles enteros y moverme, porque a mi viejo Hanomag 75 justo se le rompió la bomba de agua. Además del problema puntual, iban pasando otras cosas que pudieron haber sucedido en otro momento, no en ese.

Voy a dejar las descripciones de lado: fue un desastre y punto, lo es todavía en menor medida, inclusive es peor que el relato porque puedo contar un montón de cosas más, de detalles impresionantes, la cuestión pasa por cuando pasó, en qué momento de mi vida ocurrió… y si hay un por qué.

Yo ya tenía – y tengo – problemas de índole productivo y económico, no financiero. Soy un productor lechero, la leche está paralizada en precio hace más de 5 años, y encima, no soy un tambero convencional. Por ello la pregunta desde hace un tiempo es: seguir o no seguir, trabajar o jubilarme, o si se quiere, retirarme a otra cosa.

Sabía que perdía a Ricardo, que el ordeñador era una bomba de tiempo, muy joven y con pocas ganas. Ese era mi problema cuando llegué el viernes 12 a la tardecita a mi casa, esas eran mis cuestiones. ¿Qué me recibió? El tornado.

Estoy peleándole de frente a una serie de inconvenientes y viene algo por detrás y me pega un golpe en la nuca. Caigo de boca encima de las complicaciones, con la cara en el barro de las dificultades que me planteaba, como para tragármelas.

No es por qué pasan las cosas, porque las cosas pasan, sino en el momento que suceden. Es ahí cuando muchas veces nos preguntamos: ¿Es una señal? ¿Cuál es el mensaje de lo que ocurrió? O, no nos hagamos mala sangre por asuntos menores, que solamente hace falta inteligencia y dedicación para resolverlos.

Generalmente no le encontramos sentido y la mayor esperanza anda por el ya pasó, qué peor puede pasar el resto del año.

Cuando andaba entre las vacas y los terneros, casi tocándolos, esa cruza que me había llevado tanto tiempo lograr, a la que estaba domesticándola después de la agitación que produce en los animales cuando pasan estas cosas - que se dan cuenta antes que uno, de lo que se avecina - nerviosos todavía, con un calor insoportable y mosquitos de todos los colores, que hacía mucho más difícil toda tarea. La hacienda se quedaba desde las 11 de la mañana hasta las 6 de la tarde en la bebida… y yo yendo y viniendo, de sol a sol, haciendo y pensando, y lo digo así, porque en estas circunstancias muchas veces hay que ir para adelante sin pensar demasiado.

Muchos me dijeron: basta…

… ¿Cómo abandonar esta vida… si viví haciéndola?...

EJS

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EL TORNADO (1ª parte) - Por Eduardo Juan Salleras



En el momento menos esperado
EL TORNADO (1ª parte)
Por Eduardo Juan Salleras, 2 de marzo de 2016.-

Se autoriza su publicación solamente en forma completa y nombrando la fuente


Fue la tarde del 12 de febrero pasado.

Viajaba al campo desde Buenos Aires.

Al llegar en mi auto a la estación de servicio para cargar combustible y comprar algunos dulces antes de entrar en la tierra, al camino que me lleva a destino, siento que el calor – venía con aire acondicionado – era insoportable, parecía que estaba prendida la calefacción al máximo. Mal presagio.

De todas formas llegué a mi casa con el sol poniéndose en el oeste. Estacioné cerca para bajar las cosas. Mi meta era ponerme cómodo, cenar tranquilo y mirar por televisión el partido de fútbol de mi querido Club Atlético Independiente, jugaba con Godoy Cruz de Mendoza.

Se veía negro en el horizonte pero, la tormenta se recostó sobre el poniente hacia la ciudad de Rufino. Me dio la sensación que no me tocaba.

Sin embargo, en medio del descenso de los bártulos, escucho una explosión a metros. No era un rayo, parecía más bien un cable de alta tensión golpeando contra el suelo haciendo: ¡Paf! Sonó. Y a renglón seguido unas gotas gordas y viento.

Entro en la casa y escucho un ruido. Salgo y veo la antena de la radio, de 30 metros de altura desparramada junto al auto. La rama de un cedro, lo salvó del impacto.

Entonces busco subirme al vehículo para guardarlo debajo de la galería cuidándome al abrir la puerta para que no la lleve. Ya la volada era incontenible, cuando un gajo que pasó planeando me abrió la cabeza. Apuro los trámites y ya bajo techo, pude ver con claridad lo que estaba pasando.

Todo volaba a mil por hora, para un lado y para otro, como si un gigante enfadado estuviera arrojando cosas a lo loco.

Empezó a llover fuerte y oscureció. Desde ya se cortó la luz. No había visto todavía la magnitud del resultado. Cuando ingreso dentro de la casa, tanto el comedor como la cocina, se llovía a mares, ahí me di cuenta que la noche que notaba en el oeste eran las ramas de los árboles que habían caído sobre casa.

Entre todo, escucho en ese lugar, un ruido raro, cuando entendí que afuera, los dos perros que tengo separados en dos caniles – destruidos por los árboles - para que no se peleen, se estaban matando. Enormes bestias. Abrí la puerta de la cocina, entre la lluvia, esperando que algún relámpago ilumine la situación, y me zambullí de cabeza entre esa compacta selva, tomé a “Dino” de la cola y lo metí en la cocina. Luego al “Negro” lo agarré del pellejo de cuello y entre gruñidas, logré guardarlo en el lavadero.

- ¡Eduardo!, ¡Eduardo! Escuché que gritaba Ricardo al tiempo que se arrimaba a mi casa. – Está UD bien.

- Si, ¿UDS? ¿Y el tambero?

- Dentro de todo, estamos bien… ¡Qué horror! Aquí está perdiendo el tubo de gas.

- Ilumine…

Y otra vez, de cabeza entre el ramaje para llegar a cerrar el tubo que perdía a chorros.

Esto debe haber durado, no sé, 10 minutos o 20, no más, lo suficiente para hacer pedazos todo lo que podía vislumbrar con una pequeña linterna, entre tanto, que se había volado el techo del galpón.

Ya no más, pensé. Entré a mi casa a digerir lo ocurrido.

Prendí dos velas y las coloqué sobre la mesa ratona del living. Me senté en el sillón a mirarlas. Y pensaba…

… yo venía al campo con un problema a resolver. Tenía otros objetivos, algunos productivos, medidas a tomar para cambiar mi futuro o la tendencia de la vida del campo. Para qué hacer proyectos buscando mejorar, incluso intentando promover una vida más tranquila, más medida, más manejada…

Y ahí estaba, como un pollo mojado, más bien hecho sopa, mirando nada, abrumado, confundido y preguntándome, ¿por qué?

¿Por qué no a mí? Ahora, ¿vale la pena seguir pensando en los proyectos?…

El tornado si hubiera pasado 500 metros a un costado, no pasaba nada, ya que el monte de las abejas y el de la manga, distantes del casco, más o menos, esa distancia, no sufrieron el impacto, porque fue un mazazo, un golpe al mentón.

Me cambié de ropa. Preparé algo para picar y sobre esa misma mesa ratona, mirando fijo las velas, intentando escuchar por radio el partido, solo - porque esta vez, y no es frecuente, mi mujer había quedado en Buenos Aires - pensando en las vacas, que no se metan en los cultivos, cómo iba a ordeñarlas al día siguiente... el desparramo que encontraría.

En la transmisión se escuchaba más ruidos que relato, todavía había descarga.

Comí un dulce, fumé un par de cigarrillos y me fui a la cama con la radio y una vela, a la que menos vida le quedaba.

Me acosté así no más, intentado entender el partido, que a medida que pasaban los minutos y la tormenta seguía su camino, comenzaba a escucharse mejor. Y mi mirada puesta en la vela que ya no sé veía, cuya llama surgía a dentro del candelabro, aprovechando las última gotas de cera disponibles… y se apagó… y me dormí, gracias a Dios, no sé en qué decena del rosario.

...

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Dientileche, el País de los Niños