Servicio de búsqueda personalizada

Búsqueda personalizada

Seguidores

ANDAR LA VIDA - Por Eduardo Juan Salleras


El Hombre del Carro 10º
ANDAR LA VIDA
Por Eduardo Juan Salleras, 18 de noviembre de 2012.-
Se autoriza su publicación solamente en forma completa y nombrando la fuente

- ¿UD es creyente? Le pregunté a este viejo amigo, andador de los caminos rurales, tan interesante…
- Fui bautizado como todo cristiano de niño, después, bueno, dicen que la iglesia es para las mujeres…
- Disculpe, yo voy a la iglesia…
- Le voy a contar una historia… hace unos años, venía con mi carro despacio, de hecho no puede correr. Del suroeste se veía una importante tormenta. Era tarde ya. El cielo entre negro y verde. Yo pensaba: ¿dónde me voy a meter? Miraba a los lejos buscando montes, reparo…
- No debe ser fácil en su situación pero, ¿cuántas de esas ha vivido UD?
- Desde ya, aunque esta era particular por ello estaba asustado. Cuando de pronto todo se oscureció. Viento y tierra, apenas se podía ver. A mis perritos ya los había alzado al carro e igual que yo, metidos debajo de la lona, sacando apenas la cabeza para mirar y las manos para sostener las riendas. Pero mis pingos estaban nerviosos y de vez en cuando largaban un relincho. Ya no veía nada, negrura total, por la hora y la tormenta, cortada de vez en cuando con algún relámpago en seco que duraba un segundo y entre el polvo y el viento no llegaba a visualizar ningún monte.
- ¡Qué falta hace Dios en esos momentos, ¿no?!
- Ahí me acordé de Él: “Tatita querido no me abandones”… ¿sabe?, yo no sé rezar… y en el horizonte se veían rayos quebrar la tierra y el temblor posterior con su trueno intimidante. Mire que es linda la naturaleza pero cuando se enoja… ¡mamita!… ¿Será mi fin? Pensé. Cuando de pronto, se iluminó el cielo como si fuera de día. Claro, duró solamente unos segundos, aunque lo suficiente para ver que a mi costado, como pasándome de largo, había una iglesia, pequeña…
- ¿Una capilla?
- Sí, importante y chiquita a la vez… alta, con un campanario, lo que me hizo ver que era una iglesia… ¡Es la casa de Dios y me está invitando a pasar! Me dije. ¡Gracias Tatita por haberme escuchado! Grité al cielo. Y entre oscuridad y pastos altos le apunte ciego, al bulto y a mi imaginación. Cuando en otro relámpago se iluminó un portón grande en la entrada con un pequeño techito a dos aguas. Paré allí, me bajé rápido y con mucho esfuerzo, moví la pesada puerta de dos hojas abriéndola, lo más que pude para que pase el carro también…
- ¿Metió el carro dentro?...
- Y bueno, ¡Qué Tatita me perdone! ¿Habré pecado por ello?
- No, Dios no es tan complicado… siga…
- Además, no podía dejar a mis animalitos, que son todo lo que tengo, con semejante tormenta allí afuera… Cerré enseguida los dos portones y me costó de nuevo. El ruido estaba afuera, ahí dentro un silencio tremendo… Desensillé la yegua que estaba de turno para tirar el carro, solté mi caballo que venía a tiro… los pichichos enseguida saltaron del carro y se pusieron a olfatear todo… por momentos no veía nada, imagínese que gracia me hacía…
- Sí, me puedo imaginar, continúe…
- Manoteé el farol a querosén y lo encendí, iluminando alrededor… afuera guerra de truenos, adentro, la muda calma… había algunos bancos rotos, otros no, pero con esos pedazos y algunas astillas, encendí un fuego sobre una chapa que llevo siempre para no incendiar nada en el campo, y que me perdone Tatita…
- Mire, si no hubiera tenido fósforos, Él se los facilitaba…
- Mejor así, además algo me cociné… afuera diluviaba y adentro las goteras hacían sonar sus gotas en el mosaico… pensé en darle de comer algo a los caballos, con semejante lluvia me lo hacía imposible. Luego tomé mi luz y di una vuelta para investigar. Al menos saber si iba a dormir solo o no. Encontré tantas cosas: libros tirados, cajas con velas de diferentes tamaños que me venían muy bien, santos mutilados y hasta una caja de madera con seis vasijas de barro encorchadas. Con la punta del cuchillo abrí la primera, mojé el dedo: vinagre puro. Y la segunda era vino y del bueno, dulzón…
- Vino de misa…
- Supongo que sí, pero muy bueno y más para esa ocasión. Me debo haber tomado un litro, ¿pequé?
- No, de allí huyó un cura seguramente dejando todo abandonado, UD sería el primero desde entonces en levantar la copa y brindar con el dueño de casa, después de tanto tiempo…
- Menos mal, encontré también algunos ponchos…
- ¿Ponchos? Risueñamente pregunté ¿Y qué hizo con ellos? ¿No se los habrá puesto o llevado no?
- No, eran de unos colores… violeta, verde, blanco, negro… el negro podía ser, pero, no usé ninguno eran muy raros, ¿por qué?
- Son los que usa el cura para dar misa, siga que se me está yendo la mañana…
- Bueno, luego acomodé mis covachas, apagué el farol y me tiré a dormir en un rincón seco de la iglesia, porque afuera llovía y adentro, también llovía en muchos lugares. Al quedar a oscuras, la tormenta iluminaba el ambiente y algún relámpago estratégico, proyectaba en una de sus paredes, la imagen en colores de un Jesús con el corazón en la mano… había dos ventanas con vidrios coloreados, la otra era de la Virgen, que también buscaba su lugar iluminando, pero en la otra pared. A pesar de todo me dormí un buen rato, cuando de pronto al abrir un ojo vi, al costado del altar, una luz roja… me pegué un susto pero, no me moví… bien tapado espiaba… y no se apagó más en todos los días de mí estadía, porque me sentí tan bien allí que decidí quedarme, había mucho pasto para mis caballos, incluso una vieja bomba sapo que al cebarla, se hincharon los cueros y comenzó a sacar agua y de la buena. La verdad que el lugar era espectacular, no sé porque se habrá ido el cura.
- ¿Y hasta cuando se quedó?
- Una mañana, me desperté y noté que se había apagado la luz roja al lado del altar. Me pareció una señal, debía continuar, porque en definitiva, la vida es andar… es seguir.

Es cierto, la vida es andar, aunque muchas veces nos tentamos en permanecer quietos en lugares y situaciones cómodas, sin atender que más adelante, en el camino, nos espera algo, alguien; una responsabilidad, un compromiso. Como así también, revolcados en los tropiezos a veces no nos queremos levantar y sin embargo, hay que seguir.

Hay quienes se le va la vida si haber andado lo suficiente. No puede ser que el tiempo pase sin que nada pase y eso es lo que me preocupa de este año que se está yendo.
Siempre está la oportunidad para hacer algo trascendente.

Leer más...

A QUIÉN SE LE OCURRE - Por Eduardo Juan Salleras


El Hombre del Carro 9º
A QUIÉN SE LE OCURRE
Por Eduardo Juan Salleras, 16 de noviembre de 2012.-
Se autoriza su publicación solamente en forma completa y nombrando la fuente
---
Mis últimas horas de sueño se habían transformado en conflictivas. Me di cuenta porque ya no dormía ni soñaba, sino que pensaba: en lo de ayer, en lo de hoy y en lo de mañana.
Otras veces me ha pasado de sentir que acostado el mundo se viene abajo, y levantándome entre enojado y huyendo, al final, nada resultaba tan grave.
Por eso me incorporé a las 4 y algo de la mañana. Preparé desde luego el mate y me senté en la galería mirando al Este a esperar que amanezca.
Una madrugada excepcional, ni frío ni calor; fresquito y con un pequeño soplido como si fuera el sol naciendo en el horizonte quien lo producía.
Los pájaros comenzaron a cantar escandalosos a la primera claridad… el mate estaba buenísimo.
¡Qué bien que estoy aquí! Pensé, cuando me vino a la memoria aquel día, igual que hoy, desperté refunfuñando porque no encontraba la forma de acomodar el circo de mi vida productiva, igual que ahora, y enojado me fui zapateando al galpón.
Ahí lo encontré, muy instalado, al Hombre del Carro.
- ¡Buen día! - Mi saludo medio enérgico, reflejo de mi enfado.
- ¡Buen día Don! - Me respondió.
- ¿Cuándo llegó?
- Anoche… y como vi tormenta en el horizonte, metí mi carro debajo del tinglado y aquí acampé… ¿Hice mal?
- No… ¿Qué estaba mirando? Lo encontré muy sentado sobre su asiento tradicional, hecho de una cadera de vaca y su cuero, apoyando la espalda en una columna y su piernas estiradas… el dedo gordo del pie derecho que se escapaba de la alpargata…
- La naturaleza. Es maravillosa… uno ve trabajar a las aves en procura de hacerse de un nido donde depositar su esperanza de supervivencia una vez al año. Los cortejos entre hembras y machos… ¿No es fantástico?
- Tengo tantos problemas hoy que resolver que miro y no veo. Estoy como queriendo acomodar los libros en la biblioteca en medio de un terremoto. Levanto los que se caen en una punta, los acomodo y al mismo tiempo se desmoronan en la otra…
- Es que UD está equivocado.
- ¿Por qué dice así? Le respondí duro, ni siquiera le había comentado cuál era o cuáles eran mis problemas.
- Porque lo que tiene que sostener UD es la biblioteca no los libros.
Crucé mi mano por la cara, masajeé mi pera, paralizándome en el análisis… y el siguió, como para noquearme…
- ¿A quién se le ocurre ordenar los libros en medio de un terremoto?
- Pero, me refiero a los que se caen. Entre desesperado y enojado le contesto.
- Mire, en esas circunstancias hay que salvar las estructuras… sostenga fuerte la estantería, algún libro se puede caer… como en la vida, siempre algo se pierde con el tiempo y las situaciones. No se olvide que no hay terremotos eternos, más bien son cortos, luego ordenaremos los libros y tal vez algunos debamos desechar porque no valen la pena, ocupan lugar y nos distraen en medio de los temblores.
- ¿Y después?
- A poner las cosas en su lugar. Eso sí, múdese si no le gustan los sismos a un sitio más tranquilo, ¿me entiende?
Lo miré sin responderle…
Mi cara se iluminó con la luz del sol naciente mientras mi mente todavía analizaba aquellas palabras del Hombre del Carro de años atrás.
Recuerdo también que a renglón seguido le pregunté si era creyente y por la muerte, pero será para otra ocasión porque valen la pena sus comentarios.
Esa mañana me quedé como hasta las 10 charlando con él. Es un gusto porque tiene un decir muy particular, un tono y un ritmo especial, que sin atorarlo a uno, como se suele decir: siempre es suyo el bochín y arrima él.
- UD tranquilícese, haga su pausa, tome distancia, mientras las aguas se calman y luego sí arremeta, con la energía y la prontitud necesaria para dar vuelta su situación. No deje que nadie interfiera o atente contra su proyecto y su accionar. Pronto verá las cosas más o menos como pretende pero que eso no lo engañe… si no le gustan los terremotos múdese. Sentenció…
Serían ya las 5.30, me puse de pié y mientras el campo aún parecía quieto, di una vuelta, haciendo un vuelo rasante, en procura de organizar mi mente. Voy a proponerme tres cosas para hoy, sólo tres cosas. Las voy a cumplir como sea. Si me sobra tiempo encararé otras, pero primero esas tres.
Y así cambió notablemente todo. No digo que es ahora un paraíso, por Dios no, lejos de serlo, sí mejoré mucho a mí alrededor y eso me hace sentir mejor, especialmente con ánimo para seguir en el mismo camino.
Sé que muchas cosas deberé cambiar, mudarlas de la zona sísmica a la tranquila, en una palabra: SIMPLIFICAR.
¡Qué tipo este: Hombre del Carro! Hace tanto que no sé nada de él. Me gustaría incluso verlo antes de las fiestas.
Queda apenas un mes y medio para terminar el año y en 45 días necesito cambiarlo todo. Esa tendencia negativa, una especie de vaho que flota en el ambiente. ¡Basta! ya empecé.
Hasta el próximo terremoto.


Leer más...

La muerte de un librero

La muerte de un librero
Paco Puche
www.rebelion.org, 02/11/2012

Se le vio caminar solo con Ella,
sin miedo a su guadaña.
Labrad, amigos,
de piedra y sueño en el Alhambra,
un túmulo al librero,
sobre una fuente donde llore el agua,
y eternamente diga:
el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!

(De Antonio Machado a Lorca, retocado)

El país está consternado porque un librero de un modesto barrio ha sido suicidado. El crimen ha sido en Granada, en la Granada que le vio nacer: su Granada.

Los vecinos del barrio de La Chana se han volcado con el librero Domingo, muy querido en el barrio, y el entierro ha sido multitudinario. Después ha habido concentraciones ante la Subdelegación del Gobierno y en las puertas de la entidad financiera que ha efectuado el "lanzamiento", la antigua Caja Rural hoy Cajamar.

En otras ciudades también han tenido lugar actos de solidaridad e indignación. En Málaga, por ejemplo, el viernes 26 un grupo de unas 70 personas se dirigía al Teatro Cervantes donde iba a actuar Plácido Domingo, lugar al que también había acudido toda la burguesía malagueña, los banqueros y las autoridades junto a los aficionados que pudieron permitírselo, y logró detener el acto una media hora en medio de gritos de justa indignación. Algunos de los asistentes apoyaban.

El poder está atemorizado y eso es bueno. La Junta clamaba contra la ley hipotecaria (que el PSOE en sus muchos años de gobierno bien podría haber reformado), IU, a través de su Consejero de Turismo que gobierna con el PSOE, se pronunciaba en Granada en el mismo sentido y el Gobierno prometía si hiciese falta hasta revisar la legislación ya aprobada. Mucho cinismo y todos llegando muy tarde, incluido el Poder Judicial entretenido en su cúpula con el anterior Presidente dilucidando si los viajes a Marbella, a cuenta del dinero de todos, eran galgos o podencos. Mientras tanto 400.000 hipotecas han dado lugar a desahucios en los últimos cuatro años. Solo en Granada se registran 180 desahucios mensuales y seis diarios. Se sabe, que una tercera parte de los suicidios, que aumentan en el país, tienen que ver con la situación de deudas de la gente engañada.

Insólito ha sido que la entidad bancaria responsable, la Caja Rural-Cajamar, haya tenido que justificarse públicamente, solo para tratar de mitigar la tormenta que le viene encima, porque es obvio que el suicidio provocado y la ejecución del desalojo tuvieron lugar casi al mismo tiempo: el jueves 25 entre las ocho y las diez de la mañana. La policía científica llegaba casi al mismo tiempo que la comisión judicial y otros policías para efectuar el "lanzamiento", y al encontrarse no tuvieron que decirse ni una palabra, se miraron simplemente y coincidieron en las causas del suicidio. Ante este panorama, ¿para qué traer a colación el derecho constitucional, humano y de sentido común a una vivienda digna si, no nos engañemos, es solo papel mojado? Reclamar la dación en pago a estas alturas es pedir una limosna que no se debe consentir, hay que luchar por una vivienda digna universal.

Pues a nadie se le olvida que el 17 de diciembre de 2010 fue el día que el tunecino Mohamed Bouazizi se quemó a lo bonzo en la ciudad de Sidi Bouzid para protestar por la acción de la policía que le confiscó su puesto callejero de venta de frutas, y que al hacerlo lo condenada al paro y a la miseria. Ese acto fue la gota que colmó el vaso de la indignación y de resultas tuvo lugar la denominada la Revolución de los Jazmines de consecuencias ya por todos conocidas.

El poder sabe, porque siempre está a la espera de que los explotados se levanten como así ha sido a lo largo de la historia, que no se puede fiar de la aparente calma que los seis millones de parados muestran y la de los otros cuarenta y tantos millones restantes, también damnificados por las políticas financieras y del gran capital con la colaboración necesaria de muchos políticos y de la mayoría de los partidos.

Las agitaciones sociales como los naturales suelen proceder por saltos. El gradualismo no es la norma aunque exista. No me refiero de la actitud pendular de la que tanto se habla sino a la lógica de los sistemas. Esta manera de comportarse tiene dos momentos: uno en la que las fuerzas que tienden a restablecer el orden después de una perturbación se imponen (es lo que se llama homeostasis) y se restablece el equilibrio mal que bien; el otro es aquel en que las perturbaciones son tan grandes y continuadas que se produce un punto de ruptura del sistema, irreversible, que impone una solución muy distinta a la anterior, que puede ser para mejor o para peor dependiendo de las fuerzas en litigio. Estamos en ese punto y en cualquier momento puede saltar esa "gota que colma el vaso", esa propiedad o situación emergente que rompe con el marco anterior. Por eso el miedo del poder. Tampoco ellos saben hacia que lado se inclinará la nueva situación. Hay incertidumbre.

El crimen de Granada marca un punto de ruptura en el caso de las hipotecas. Si no hay un cambio profundo de la situación de la gente y se sigue ahondando en la injusticia intolerable de "rescatar" a los bancos terroristas, como los califican Juan Torres y Vicenç Navarro en último libro, en lugar de a los hipotecados estaremos pronto ante un punto de bifurcación revolucionario. Por eso el poder percibe este momento y por ello ha mostrado la prisa correspondiente. Y no caben más engaños, también aquí hemos llegado a un punto de ruptura.

Cuando nos cuentan los últimos días del librero Domingo que mostraba tranquilidad e incluso alegría, y al saber que llevaba tiempo desahuciado pero sin orden de ejecución, se puede inducir que tenía el firme propósito de no dejar nunca la casa familiar en la que habitaba y de la que vivía.

Estaba, hacía tiempo, dispuesto a morir antes que abandonar su casa y su barrio de toda la vida. Lo que el capital financiero no podrá nunca entender es lo importante que es para la gente no solo tener una vivienda digna si no permanecer en los lugares en los que ha vivido siempre, donde han forjado las amistades y los recuerdos que les ayudan a vivir. Por eso la emigración forzada es tan dramática.

Domingo, el librero, puede ser para España lo que Mohamed Bouazizi, el frutero, fue para Túnez: otra Revolución de los Jazmines. Cultura y Natura juntas. Falta hace.
---
Enviado por Paco desde Madrid.

Leer más...

Siempre que llovió, paró. - por Eduardo Salleras


Entre desilusión y tristeza
SIEMPRE QUE LLOVIÓ, PARÓ
Por Eduardo Juan Salleras, 2 de noviembre de 2012.-

Se autoriza su publicación solamente en forma completa y nombrando la fuente

Dice el dicho: siempre que llovió paró, gracias a Dios después de un mes de mucha lluvia y húmedo, salió el sol.
Aquí estoy, sentado en el parque tratando de entender…
Sufrí últimamente desencantos, por momentos desazón y encima perdí dos seres queridos, uno por la lógica del tiempo y el otro, producto de lo impensable. Aún repaso sin poder entender ciertas cosas de la vida y de la gente.
En medio de la lluvia me sentí desilusionado y triste.
Pero siempre que llovió paró y sentado aquí al sol, con un cielo celeste fuerte, en silencio, si se puede decir así cuando los pájaros cantan enloquecidos a mí alrededor, haciendo un esfuerzo enorme por cambiar mi ánimo y llamar la atención, descubro lo que seguramente hace unos días que ocurre, como todas las primaveras, llegando a noviembre, los ligustros nevados de flores blancas y su aroma bailoteando en el ambiente, pretendiendo seducir a mi olfato.
Toda la naturaleza habitual a mí alrededor, como todos los días, dándome una razón para seguir, y preocupada el último tiempo por mi entusiasmo.
Además de los problemas personales, se hace cada vez más difícil respirar en mi patria, siento como un ahogo social y político, diría que me harta ya.
Pero, cada vez que llovió…
Siempre hubo días grises y soleados, el barro es molesto pero asegura para mañana la humedad que necesita el suelo para producir. Es la bendición de los campos altos aunque la preocupación de las tierras bajas. Un mar de agua se ve por todos lados, tal vez aún no muy profundo – yo lo miro desde arriba – que sorprende y avisa.
Aunque ese no es mi problema, lo que sí me aqueja, además de la desilusión y la tristeza, en vida y en muertes, las pérdidas físicas o sentimentales, es el tiempo que se va. Quedan 60 días para que se termine un año frustrante en lo general, plagado de violencia, crispación, malhumor, intolerancia… pero se dice que cuando llovió…
Entonces, poniéndome de pie, si puedo, debo hacer el esfuerzo para que estos últimos 2 meses sean tremendamente positivos, al menos en lo personal, rezándole a Dios para que proteja a nuestra Patria de sus dirigentes.
No puedo dejar pasar por alto lo que ya tengo, que es mucho, y si fuera poco, lo poco, pero que tengo. La vida nos da y nos quita, y lo que no nos quita, muchas veces lo perdemos nosotros, aferrados en mente a los que ya se nos quitó o perdimos.
Y como hay noches con estrellas y luna, las hay cerradas y oscuras, ninguna dura más que otra, hay que aprovecharlas o adaptarse.
No debo permitir que se malogre más nada en lo que queda del año. Todavía hay personas importantes a mí alrededor: mi familia, amigos, y gente que sin llegar al punto de la amistad profunda, tengan más merecimientos que otros que hicieron culto del afecto.
Es imperdonable que cerremos las persianas cuando hay sol, luna o estrellas, y una buena temperatura. Cerrar para no escuchar los pájaros cantar o ser indiferentes a las fragancias de la primavera o a esa brisa suave que acaricia el ambiente.
Se ha puesto difícil mi Patria, está cada vez más lejos de mí… casi diría que a pesar de su belleza no puedo disfrutarla, es como que envejeciera siendo muy joven aún, es como aquel artista que raja su tela al finalizar su obra o le da de martillazos a su escultura… “parla”.
Pasó más de un mes sin que haya publicado un artículo, tal vez por la desilusión, el desánimo o la congoja. Si bien seguí escribiendo para mi algunas cosas, producto de mi estado, las que no hubiera sido acertado publicar. Lo curioso es que nadie notó mi ausencia del “papel”. Nadie al menos me lo hizo saber. Entre varios miles alguien pudo preguntar por mi suerte, por mi salud, o tan sólo especular: ¿habrá sido prohibido o comprado? Ni siquiera aquellos que de tanto en tanto me dicen gustarles mis escritos.
Para un escritor ser leído es importante aunque no siempre se escribe para ello. Muchas veces lo que uno busca es deshacerse de algunas cosas que dan vueltas adentro.
En procura de no destruir mi autoestima especulo en que esa indiferencia hacia mis publicaciones puede ser producto del estado anímico de la sociedad, que se encierra en sí misma en un acto que va desde el individualismo al egoísmo. Ese comportamiento autista, tan distante a la conducta ciudadana deseada o aconsejable, nos hace vivir ajenos a todo lo que no nos incumbe directamente.
Y es en el fondo el efecto deseado por nuestra dirigencia, vernos atrapados en nuestro pequeño mundo.
Ya que se hace tan difícil ser feliz en el agobio, debemos aprovechar los minutos de felicidad que logramos conseguir, sobretodo de aquellas cosas más pequeñas que muchas veces dejamos pasar por alto por mínimas. Especialmente en el tiempo, ya sea corto, porque sumados pueden lograr un buen lapso de bienestar al final del día.
A veces dudo si estoy donde quiero estar… esta sociedad saqueada desde lo moral y lo espiritual por lo político, destruyendo la unidad común: la comunidad, esa comunión patriótica natural de los que viven bajo el mismo cielo – divide y reinarás – es lo que incomoda a la gula del poder.
Más allá de haber perdido seres queridos, de sentirme profundamente defraudado en algunas circunstancias y maltratado por los que gobiernan mi patria, debo seguir escribiendo, en el intento más heroico de sobrevivir. Es el mejor aporte que puedo hacerme o hacer a los demás.
Este año tuve la visita en mi parque de un nuevo trovador. Nunca antes lo había escuchado ni visto. Su canto, una variable de tonos altos y bajos, no pueden pasar jamás desapercibidos. Sobresale incluso de entre el trinar de todos en las mañanas y las tardecitas. El zorzal es la novedad, entre gamas de colores y aromas de las flores del jardín.
¿Qué más?

EJS

Leer más...

El maltrato a los ancianos

Un envío de Paco desde Madrid.
---
Una publicación recomendada:
http://www.aphgc.org/ficaso/pdfdocs/las_40_fanegas_n_05.pdf
---
Unas páginas recomendadas:
"El maltrato a los ancianos"

Leer más...

Esquel Íntimo: 4 de Noviembre: más sobre la marcha antiminera

Esquel Íntimo: 4 de Noviembre: más sobre la marcha antiminera: La gente se reunió (nos reunimos) en la Plaza San Martín. Continuamente llegábamos grupos con banderas y pequeños carteles hechos a man...
Leer más...

Esquel Íntimo: 4 de Noviembre: más sobre la marcha antiminera

Esquel Íntimo: 4 de Noviembre: más sobre la marcha antiminera: La gente se reunió (nos reunimos) en la Plaza San Martín. Continuamente llegábamos grupos con banderas y pequeños carteles hechos a man...
Leer más...

Esquel Íntimo: 4 de noviembre: masiva manifestación antiminera

Esquel Íntimo: 4 de noviembre: masiva manifestación antiminera: Esta vez fueron, como siempre, los vecinos. Reales, genuinos, saludándose con la emoción de un reencuentro más por una noble causa. Sin m...

**Visita:http://bohemiaylibre.blogspot.com
Leer más...

Dientileche, el País de los Niños